Acerca del mundo de las zapatillas y otros parecidos
No me diga que usted nunca reparó en esas vidrieras de artículos de deporte, con posters de estrellas deportivas de facciones cercanas a las de un actor o modelo publicitario, donde los precios son alevosos asaltos, donde la opulencia y las marcas incluidas hasta en las mismas camisetas bordean la más franca sospecha y por qué no la hilaridad.
A mi me parece que este mundillo es el mismo de los grabadores llenos de lucesitas, o el de aquellas revistas (y en esta aseveración tampoco soy muy original), que muestran los caserones de los políticos o los actores famosos (no prestigiosos, esto es otra cosa ¡eh!).
Esta claro que esta extraña y morbosa estrategia comercial apunta a esos deseos insatisfechos de los que menos tienen pero a quienes lo kitsh atrae especialmente.
Aunque también, y de un modo que haría investigar y dejar de lado sus rencillas a los mismísimos Freud y Ferenci, caen en el artilugio quienes hacen de la ostentación una virtud indispensable, conformando esta paparruchada un nexo entre dos lados opuestos de la sociedad.
Ahora bien, yo pensaba, qué pena que a estos dos extremos no los unan causas más inteligentes que los 300 pesos que valen un par de zapatillas (lo que pasa que son especiales para correr, para tenis, etc), con sus colores misceláneos hasta el mal gusto y sus diseños semejantes a naves espaciales.
Qué pena que lo único que compartan estos dos extremos sean los estrafalarios equipos de música en los que lo que menos se escucha, la mayor parte de las veces, es música (pero este es otro tema, así que mejor no entrar en detalles)
Pero bueno, no amable lector de blogs, si usted está del lado de los que se indignan hasta la risa cuando ve las vidrieras de las casas de deportes, déjeme decirle que usted no esta solo, o por lo menos, no tanto.
Vorazip
PD Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico.
A mi me parece que este mundillo es el mismo de los grabadores llenos de lucesitas, o el de aquellas revistas (y en esta aseveración tampoco soy muy original), que muestran los caserones de los políticos o los actores famosos (no prestigiosos, esto es otra cosa ¡eh!).
Esta claro que esta extraña y morbosa estrategia comercial apunta a esos deseos insatisfechos de los que menos tienen pero a quienes lo kitsh atrae especialmente.
Aunque también, y de un modo que haría investigar y dejar de lado sus rencillas a los mismísimos Freud y Ferenci, caen en el artilugio quienes hacen de la ostentación una virtud indispensable, conformando esta paparruchada un nexo entre dos lados opuestos de la sociedad.
Ahora bien, yo pensaba, qué pena que a estos dos extremos no los unan causas más inteligentes que los 300 pesos que valen un par de zapatillas (lo que pasa que son especiales para correr, para tenis, etc), con sus colores misceláneos hasta el mal gusto y sus diseños semejantes a naves espaciales.
Qué pena que lo único que compartan estos dos extremos sean los estrafalarios equipos de música en los que lo que menos se escucha, la mayor parte de las veces, es música (pero este es otro tema, así que mejor no entrar en detalles)
Pero bueno, no amable lector de blogs, si usted está del lado de los que se indignan hasta la risa cuando ve las vidrieras de las casas de deportes, déjeme decirle que usted no esta solo, o por lo menos, no tanto.
Vorazip
PD Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico.