Mismidades y Egomanías de un tal Vorazip

Un blog donde las arbitrarias opiniones de su redactor acerca de la vida y todo lo demás, generarán odios y adhesiones a granel.

domingo, octubre 01, 2006

Acerca del mundo de las zapatillas y otros parecidos

No me diga que usted nunca reparó en esas vidrieras de artículos de deporte, con posters de estrellas deportivas de facciones cercanas a las de un actor o modelo publicitario, donde los precios son alevosos asaltos, donde la opulencia y las marcas incluidas hasta en las mismas camisetas bordean la más franca sospecha y por qué no la hilaridad.
A mi me parece que este mundillo es el mismo de los grabadores llenos de lucesitas, o el de aquellas revistas (y en esta aseveración tampoco soy muy original), que muestran los caserones de los políticos o los actores famosos (no prestigiosos, esto es otra cosa ¡eh!).
Esta claro que esta extraña y morbosa estrategia comercial apunta a esos deseos insatisfechos de los que menos tienen pero a quienes lo kitsh atrae especialmente.
Aunque también, y de un modo que haría investigar y dejar de lado sus rencillas a los mismísimos Freud y Ferenci, caen en el artilugio quienes hacen de la ostentación una virtud indispensable, conformando esta paparruchada un nexo entre dos lados opuestos de la sociedad.
Ahora bien, yo pensaba, qué pena que a estos dos extremos no los unan causas más inteligentes que los 300 pesos que valen un par de zapatillas (lo que pasa que son especiales para correr, para tenis, etc), con sus colores misceláneos hasta el mal gusto y sus diseños semejantes a naves espaciales.
Qué pena que lo único que compartan estos dos extremos sean los estrafalarios equipos de música en los que lo que menos se escucha, la mayor parte de las veces, es música (pero este es otro tema, así que mejor no entrar en detalles)
Pero bueno, no amable lector de blogs, si usted está del lado de los que se indignan hasta la risa cuando ve las vidrieras de las casas de deportes, déjeme decirle que usted no esta solo, o por lo menos, no tanto.

Vorazip

PD Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico.

Vorazip contra los espectadores de Teatro

Lo pongo en situación. En el escenario, la hija quiere saber ese pasado que su madre oculta, quiere saber de dónde viene. Poco a poco la mujer va confesando, hasta que un día, revela una verdad incómoda, una verdad que necesitaba ser puesta en palabras.
Por supuesto, la hija se quiebra, todo su mundo se disgrega en millares de partículas, le pregunta a su madre por qué y mil veces por qué, y uno de esos por qué refiere a si no siente vergüenza.
La madre, quien se mueve en un mundo demasiado vil para la ingenuidad y pureza de su hija, afirma que no.
Y es en este momento, cuando la tensión de la obra está en el clímax, cuando los actores se están poniendo a prueba una vez más, cuando quizás la cuarta pared le es necesaria para no caer en la locura, que los espectadores, inexplicablemnte, se ríen a carcajadas.
Yo me pregunto: ¿Que morboso mecanismo hace que en la escena más dramática de una obra de Bernard Shaw los espectadores se rían?
Y no me digan que es una simple reacción humana, como aquellos que se ponen a contar chistes en los velatorios. Una cosa es una reacción contraria a una situación adversa, y otra cosa es lo melifluo, como diría el entrañable Roberto Arlt. Hace rato que vengo comprobando que muchísimos espectadores de teatro practican esta alevosía confundiendo un texto de altísimo vuelo con el guión de una comedia de televisión de las 21 hs.
Por supuesto, y como en casi todas las grandes obras, la ironía está presente y claro que uno se ríe cuando ella aparece, pero entender que esta es igual o similar al drama de una madre confesando entre lágrimas algo que considera digno de callar, mientras su hija se deshace por dentro, mm..., eso es otra cosa.
Uno se ríe cuando va a ver obras o espectáculos como Una noche en Carlos Paz, con Alberti y Capuzzotto, yo me he reído cuando vi en la costa atlántica y hace muchos años al gran Darío Vittori, actor subestimado por la cátedra progre y salame pero que en lo suyo, era mejor que unos cuantos. Uno se ríe cuando ve al magnífico Pinti, y aún así con cierta sospecha, ya que en la raíz de varios de sus espectáculos, se plasma lo peor de nosotros.
En fin, es extraño lo que sucede. Recuerdo que también pasó esto de la risa tonta cuando fui a ver una obra de Tato Pavlovsky, no recuerdo ahora el nombre. Como obra digna de este autor, nos íbamos con un sentimiento no desgarrador pero sí reflexivo acerca de lo que habíamos visto, una muestra feroz de la condición humana a traves de los personajes, pero ¿saben qué?, la mayoría se iba contenta como si hubiese visto una comedia musical…
Da la impresión que muchos están tan vacíos de sentido (la comida chatarra, la caja imbécil, las películas de superhéroes, los best sellers, la exacerbación de la belleza exterior, la pontificación del dinero, la obtención del placer como único fin están haciendo estragos) que ellos mismos confunden el sentido de los estímulos exteriores, y no pueden (ni quieren) tener la aptitud sana de discriminar, de diferenciar, ya que para ellos, todo es igual, todo tiene el mismo valor, y no me digan que es una cuestión de interpretación, porque en todo caso sería una cuestión de equívoca interpretación.
Así, uno debe andar haciendo malabarismos para que la estupidez no lo roce, ya bastante lo es uno como para encima contagiarse la de los otros, y guay si lo testimonia, como este es el caso, porque además pasa por resentido.
Y bueno, como sigue diciendo un amigo: peor es una patada en los dientes.

Vorazip

PD1: ¿Qué como estuvo la obra? ¡Ah!, no estuvo mal.
PD2: Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico.

Vorazip contra cierto tipo de médicos (esta vez me pongo serio)

Está claro que en este país le dan el título a cualquiera, usted podrá confirmar esto infinidad de veces. El asunto es que si esto ocurre también en el ámbito de la medicina, lo que puede peligrar es la vida de una persona, cuando no su psiquis.
Lo pongo en situación, y está claro que este no será precisamente el más original de mis relatos, si es que alguno lo ha sido.
Ocurre que un médico ve una protuberancia en la panza de una embarazada y diagnostica un fibroma, y que además hay riesgo de perder al chico.
La mujer no tarda en desesperar, y el marido que la acompaña la acompaña más que nunca, mientras se preguntan por qué les está pasando lo que les está pasando, entonces el tiempo se detiene y la ansiedad es infinita, caminan hacia un lado u otro de la Guardia, se abrazan y lloran, se dan fuerzas, intentan hablar de otra cosa. Luego, tan ensimismados que apenas pueden registrar a los otros en la fría sala de espera, la ecografía confirmará que sólo es la posición del bebé la que ocasionó la protuberancia en el estómago… Ahora bien, ¿se puede saber que clase de imbécil es ese médico que los atendió para abrir la boca y asustar a la paciente y su marido de ese modo? (por supuesto, la meticulosidad al diagnosticar lo que diagnosticó horas antes es pasmosa, insisto en que usted quizás ya lo ha comprobado). Estos imbéciles de magnitudes galácticas hablan de tumores, aneurismas y amputaciones como si estuviesen hablando del último partido que jugaron Independiente y Racing.
Y lo absurdo e indignante, no es solo su modo de tratar al paciente (como si les importase un rábano o un pepino o la hortaliza que usted guste) lo que esas palabras pueden producir, lo patético también es: ¡el modo alevoso en que le están pifiando al diagnóstico!, ¡le están errando fiero, porque confundir un fibroma con la postura de un bebé !
Y por si fuera poco, y excluyendo el reproche moral que por supuesto ellos disfrazarán de profesionalismo y compromiso con la ciencia y la (¿verdad?), pregunto otra vez ¿por qué el médico que cometió esta atrocidad no le habló a la parejita de otras posibilidades? ¿Por qué habló sólo de la peor? Entiendo que hay mucho chanta y oportunista que ante una muerte de un familiar puede acudir enseguida a un juicio por mala praxis. (a veces con razón y otras no)
¿Pero es necesario que se “atajen” sin importar la psiquis del paciente? ¿Por qué tratan a los seres humanos como cuerpos?, ¿ellos no tienen sentimientos?, ¿no les duele la muela que a sus hijos les duele?, ¿o que su mujer no haya conseguido el puesto que ansiaba, o que a su padre le falten años de aporte para la jubilación y deba afrontar a una edad avanzada un montón de trámites? ¿Todo les resbala?
Hace poco estuvo internada mi virgen madre… y si era por los diagnósticos de la médica que la atendió, la vieja no salía viva de aquel hospital.
¿Qué clase de perdularios están formando en la Facultad de Medicina?, ¿No tienen materias que les enseñen acerca del mejor modo de tratar al paciente, de contenerlo en una situación claramente estresante? ¿Por qué no diagnostican todas las posibilidades, por qué solo mencionan la peor? O lo que es mejor, ¿por qué no cierran el pico y esperan los estudios?
Entiendo que quizás sea una actitud inconsciente para soportar la cercanía constante de la muerte, así, se ponen fríos como para no sufrir ellos pero…¿Quién les devuelve el tiempo a la pobre embarazada y al futuro papá? ¿En manos de quién está nuestra salud? Por supuesto, estoy excluyendo comentarios que me han transmitido acerca de este mundillo, como el escuchado por un estudiante de medicina amigo mío que oyó, en un congreso: ¡Che, te acordás de tal y tal, ese sí que operaba al pedo ja ja!, o: ¿quién sigue el caso del cadáver? refiriéndose a un paciente de edad avanzada… Y otros acerca de las bestialidades que hacen, haciendo que el paciente no tenga decisión propia acerca de cómo quiere vivir, o como quiere morir, como si su cuerpo ya no le perteneciese… (Léase Doma, de la escritora argentina Carina Maguregui) Claro que como dice el título, no estoy hablando de aquellos que hacen honor a su trabajo, ojalá que muchos tuviesen una actitud de respeto por la profesión y por el paciente. Sin embargo, la mayoría, esos mecánicos del cuerpo, de hablar pedante, de postura presumida, como si fuesen los dueños del mundo avalados por otra caterva de ignorantes que se lo hacen creer, repito, esos simples mecánicos del cuerpo que no le dan significado real a las palabras, que las usan con gratuidad alevosa, haciéndolas perder su significado y estableciendo así consecuencias casi imperdonables (cuando no cometen mala praxis, por supuesto), salen de a cientos de nuestra Facultad de Medicina.
No se deprima, hay que hacer frente a este problema, el tema es encontrar el modo, ¡y que este modo funcione!

Vorazip

PD: quien suscribe y por única vez, se hace cargo de las opiniones vertidas.

Vorazip contra los taxistas

-“Uh, acá pasa de todo” dice uno refiriéndose a las féminas que su trabajo en las calles le ha permitido “conocer”.
-“Yo era gerente de una multinacional, y ahora estoy acá, remándola” dice otro, víctima del capitalismo salvaje o la mala suerte o quién sabe que tamaña injusticia.
-“Yo con esto vivo fenómeno”, dice un tercero, agregando que hizo “una gamba y media cuando recién son las 10 de la mañana”, y yo, mientras miro la ventanilla, me pregunto: ¿habrá hecho un viaje a Júpiter y le cobró la vuelta?
Por supuesto, todas estas aseveraciones son acompañadas de la gestualidad propia de cada una de las formas o variables que conforman este extraño mundo del taxímetro, así, un émulo del mismísimo Isidoro Cañones surge en el primero (con la diferencia de que este tiene que laburar y no tiene un tío rico), un enorme fracasado semeja el segundo, que echa la culpa a todo y a todos de su realidad, y un primo del primero aparece en el tercero, que quiere hacer creer a sus pasajeros que el trabajo de tachero es una mina de oro.
No creo que uno de estos sujetos no pueda tener un buen día, y por lo menos, una vez a la semana no le salga un muy buen viaje, tampoco, que pueda tener intimidad con alguna pasajera o que realmente haya tenido un trabajo importante, las cosas suceden, pero es difícil creer tanta similitud de experiencias entre tantos choferes de la ciudad de Buenos Aires.
Porque yo digo, si todos los taxistas son winners con las mujeres, si todos los taxistas tuvieron cargos importantes y todos los taxistas están llenos de guita, ¿que hacen trabajando quichicientas horas? ¿Laburan para disimular? ¿Disimular qué? ¡Si se encargan de que uno sepa lo bien que les va!
También, y para ser sinceros, está los que se quejan, estos son peores porque además no tienen la imaginación del primero, que cuenta como se acostó con Thalía cuando vino a Buenos Aires aseverando que las estrellas del espectáculo como ella eligen los desconocidos porque nadie les creería cuando ellos lo contasen (a decir verdad, yo tampoco les creo), y entonces, mientras uno desea con toda su alma que el semáforo no se ponga en rojo, o por lo menos que no se pongan todos en rojo, las historias de asaltos se suceden hasta darnos escalofríos, y su relato de cómo lo cagó la mujer nos hace pensar que tal vez deberíamos chequear el e-mail de la nuestra, y su mala suerte por comprar dólares justo cuando este bajaba de cotización, nos hace pensar en la posibilidad de adquirir un ekeko para que, por las dudas y orándole mientras le llenamos la boca de cigarrillos baratos, no nos pase lo mismo.
Cabe destacar también al taxista esotérico y/o que ve cosas extrañas (generalmente si ven espíritus también creen en el tarot), rama alternativa de la cual ha dado cuenta un amigo, que comentó que uno de estos sujetos le dijo mientras lo llevaba en un viaje de San Telmo a Once, que los extraterrestres lo estaban persiguiendo hacía mucho (y confesaba mirando asustado por el espejo retrovisor).
Y bueno, espero que no lo hayan alcanzado, debe ser la envidia que me hace decir todo esto, y deseo también que aquel que se empomó a Thalía la haya disfrutado y le haya dado su merecido, y que el ex gerente pueda lograr quitar el ex y bueno, que al que ya hizo una gamba y media a las 10 de la mañana le sigan saliendo viajes a Júpiter.

Vorazip

PD: “Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico”
PD2: gracias a mi amigo “el tío” por contribuir con varias anécdotas


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