Mismidades y Egomanías de un tal Vorazip

Un blog donde las arbitrarias opiniones de su redactor acerca de la vida y todo lo demás, generarán odios y adhesiones a granel.

domingo, mayo 22, 2011

Presentación de Mi yo multiplicado, segundo libro de cuentos


Hola gente

Se viene Mi yo multiplicado. Se presentará en la Casa de la Lectura, Lavalleja 924, CABA, el martes 7 de junio, a las 19 hs. Están todos más que invitados. Multiplicaremos vinos y hurras para Alción Editora, que se la juega por este autor, que escribe estos fraseos con entusiasmo. Nervioso. Feliz.
Saludos

Gustavo Di Pace

miércoles, octubre 22, 2008

Vorazip contra la escritura en vivo...

Hola, hace mucho que no ando por aquí, pero la realidad me está llamando a gritos. Y algunos colegas, con los que tenemos una mirada un poco más sensata de las cosas y no compramos gato por liebre me lo han pedido también.
Porque dígame una cosa, ¿qué es eso de la escritura en vivo? La primera respuesta que me viene al marulo es que ésta es otra confirmación más del ambiente snob en el cual nos toca andar.
Sólo puedo entender esto como un negocio. Y negocios hay de todas clases y para todos los gustos. La necesidad de hacer plata como sea, y de conseguir fama (no prestigio) como sea, adopta diversas máscaras.
Aún así, me suscita algunas reflexiones.
Lo primero que pienso es que me están tomando el pelo. El que tuvo la idea hace lo que puede para generar plata, y yo le aconsejaría lo que le dijo Pappo a ese disc jockey (disculpe pero yo soy de otra época): "Buscate un laburo honesto, pibe"
Lo segundo es que si estamos en la sociedad del espectáculo, como tantos filósofos reflexionan, la escritura no se iba a quedar afuera. Y estos espectáculos no son muy diferentes al Gran Hermano que entre sus amigos, posiblemente, critiquen. Porque asi es el snob, vive de la apariencia, y en Buenos Aires capital, está lleno de esta clase de sujetos.
Por suerte, leí El hombre mediocre de José Ingenieros y estoy más que atento.
La tercera reflexión tiene que ver con el escritor que se presta a esto.
Recuerdo que Charles Bukowski, quien hacía recitales de poesía, algo muy distinto a este vouyerismo que peca de aburrido (¿cuál es el placer en mirar qué y cómo escribe un tipo?) habla en su poema "Cómo ser un gran escritor" de la condición de soledad en el escritor, "haz de eso una pelea de peso pesado", escribe sobre las "habitaciones minúsculas", "el hambre" y demás cuestiones en la vida de un escritor.
Lejos de esa visión romántica y muy cerca del compromiso interno que un escritor debería asumir, me llama la atención que alguien que se toma en serio el oficio siga una moda como esta, se integre al gran espectáculo de la estupidización cultural, a la anestesia inyectada por quien detenta el poder para formar consumidores y matar el pensamiento. Esta no es una idea creativa, es una pobre idea que promueve, asi como el Gran Hermano, la TV, etc, la banalización de la cultura. Lo que interesa es la obra, no su proceso. Pero en estos últimos tiempos pareciese que es al revés. Pero hay que facturar, como sea, incluso, logrando la salida al mundo de parte de algo que no interesa a nadie. Esa canción que los Beatles decidieron dejar fuera, ahora es una joya... Pero para que interesen, estará el Marketing, el nuevo Dios, que nos vende que que es imprescindible escuchar esa canción que los mismos músicos decidieron dejar afuera.
La pornografía se ha apoderado del mundo (no sólo es "minas cogiendo, tipos garchando" como diría el Dr. Tangalanga, ya imagino que cómo puede ser que diga todo esto y cite a este inefable humorista).
La mediocridad sigue su avance, la nivelación sigue siendo para abajo, se asesinan las ideas profundas, se tinelliza las mentes, el estereotipo es lo que cuenta, y ahora, no sólo debe soportarse las boludeces que dice el gran Dálmiro Sáenz en los medios sino que también Vargas Llosa actúa en una obra y encima hay espectáculos de escritura en vivo...
Los escritores de Palermo Soho están de parabienes, los pichones siguen sumando contactos con las editoriales, las chicas editan sus blogs en formato libro, y acá, seguimos nuestra "pelea de peso pesado" los escritores que no lee nadie.
La moda no es el camino, ir con la corriente no es el camino, estas no son afirmaciones que me pertenezcan. Si no estás en una habitación minúscula ni pasaste hambre, si no te cogiste muchas mujeres (pregúntenle a Capote, si no) también podés ser un gran escritor. Pero si boludeás, si perdés tu tiempo, si hacer cualquier cosa para que te conozcan, algo anda mal. Probablemente te sirva para generar contactos, y eso te ayudará. Así se mueve el mundo: Contacto mata Currículum. Pero yo estoy hablando de otra cosa. Estoy hablando de ese compromiso interno que te hace decir sí a algunas cosas y decir no a otras. Si todavía no podés separar la paja del trigo, si aún crees que siguiendo las nuevas tendencias vas a conseguir algo, estás acabado. El único camino (que mesiánico me puse) es el que está dentro de uno, ése es el que, me parece, hay que seguir. Todo lo demás, es paja. Dejen de robar, es un pedido ingenuo, porque siempre van a crearse posibilidades para generar plata. Y pedirle eso a esos escritores que se prestan a este nuevo espectáculo, es como pretender que vuelvan a creer en esos sueños en los cuales se veían como escritores. Y no creo que en esos sueños se viesen haciendo estas cosas. Por lo menos en sus sueños, de eso estoy seguro, guardaban algún tipo de dignidad.

Vorazip

PD: Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico.

sábado, agosto 04, 2007

Les presento mi último cuento breve...

Cuando despertó, los dinosaurios todavía estaban allí.

Vorazip

PD: "Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas (ni de los robos, perdón....quise decir "intertextualidades"...) debido a su carácter especialmente ciclotímico"

domingo, octubre 01, 2006

Acerca del mundo de las zapatillas y otros parecidos

No me diga que usted nunca reparó en esas vidrieras de artículos de deporte, con posters de estrellas deportivas de facciones cercanas a las de un actor o modelo publicitario, donde los precios son alevosos asaltos, donde la opulencia y las marcas incluidas hasta en las mismas camisetas bordean la más franca sospecha y por qué no la hilaridad.
A mi me parece que este mundillo es el mismo de los grabadores llenos de lucesitas, o el de aquellas revistas (y en esta aseveración tampoco soy muy original), que muestran los caserones de los políticos o los actores famosos (no prestigiosos, esto es otra cosa ¡eh!).
Esta claro que esta extraña y morbosa estrategia comercial apunta a esos deseos insatisfechos de los que menos tienen pero a quienes lo kitsh atrae especialmente.
Aunque también, y de un modo que haría investigar y dejar de lado sus rencillas a los mismísimos Freud y Ferenci, caen en el artilugio quienes hacen de la ostentación una virtud indispensable, conformando esta paparruchada un nexo entre dos lados opuestos de la sociedad.
Ahora bien, yo pensaba, qué pena que a estos dos extremos no los unan causas más inteligentes que los 300 pesos que valen un par de zapatillas (lo que pasa que son especiales para correr, para tenis, etc), con sus colores misceláneos hasta el mal gusto y sus diseños semejantes a naves espaciales.
Qué pena que lo único que compartan estos dos extremos sean los estrafalarios equipos de música en los que lo que menos se escucha, la mayor parte de las veces, es música (pero este es otro tema, así que mejor no entrar en detalles)
Pero bueno, no amable lector de blogs, si usted está del lado de los que se indignan hasta la risa cuando ve las vidrieras de las casas de deportes, déjeme decirle que usted no esta solo, o por lo menos, no tanto.

Vorazip

PD Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico.

Vorazip contra los espectadores de Teatro

Lo pongo en situación. En el escenario, la hija quiere saber ese pasado que su madre oculta, quiere saber de dónde viene. Poco a poco la mujer va confesando, hasta que un día, revela una verdad incómoda, una verdad que necesitaba ser puesta en palabras.
Por supuesto, la hija se quiebra, todo su mundo se disgrega en millares de partículas, le pregunta a su madre por qué y mil veces por qué, y uno de esos por qué refiere a si no siente vergüenza.
La madre, quien se mueve en un mundo demasiado vil para la ingenuidad y pureza de su hija, afirma que no.
Y es en este momento, cuando la tensión de la obra está en el clímax, cuando los actores se están poniendo a prueba una vez más, cuando quizás la cuarta pared le es necesaria para no caer en la locura, que los espectadores, inexplicablemnte, se ríen a carcajadas.
Yo me pregunto: ¿Que morboso mecanismo hace que en la escena más dramática de una obra de Bernard Shaw los espectadores se rían?
Y no me digan que es una simple reacción humana, como aquellos que se ponen a contar chistes en los velatorios. Una cosa es una reacción contraria a una situación adversa, y otra cosa es lo melifluo, como diría el entrañable Roberto Arlt. Hace rato que vengo comprobando que muchísimos espectadores de teatro practican esta alevosía confundiendo un texto de altísimo vuelo con el guión de una comedia de televisión de las 21 hs.
Por supuesto, y como en casi todas las grandes obras, la ironía está presente y claro que uno se ríe cuando ella aparece, pero entender que esta es igual o similar al drama de una madre confesando entre lágrimas algo que considera digno de callar, mientras su hija se deshace por dentro, mm..., eso es otra cosa.
Uno se ríe cuando va a ver obras o espectáculos como Una noche en Carlos Paz, con Alberti y Capuzzotto, yo me he reído cuando vi en la costa atlántica y hace muchos años al gran Darío Vittori, actor subestimado por la cátedra progre y salame pero que en lo suyo, era mejor que unos cuantos. Uno se ríe cuando ve al magnífico Pinti, y aún así con cierta sospecha, ya que en la raíz de varios de sus espectáculos, se plasma lo peor de nosotros.
En fin, es extraño lo que sucede. Recuerdo que también pasó esto de la risa tonta cuando fui a ver una obra de Tato Pavlovsky, no recuerdo ahora el nombre. Como obra digna de este autor, nos íbamos con un sentimiento no desgarrador pero sí reflexivo acerca de lo que habíamos visto, una muestra feroz de la condición humana a traves de los personajes, pero ¿saben qué?, la mayoría se iba contenta como si hubiese visto una comedia musical…
Da la impresión que muchos están tan vacíos de sentido (la comida chatarra, la caja imbécil, las películas de superhéroes, los best sellers, la exacerbación de la belleza exterior, la pontificación del dinero, la obtención del placer como único fin están haciendo estragos) que ellos mismos confunden el sentido de los estímulos exteriores, y no pueden (ni quieren) tener la aptitud sana de discriminar, de diferenciar, ya que para ellos, todo es igual, todo tiene el mismo valor, y no me digan que es una cuestión de interpretación, porque en todo caso sería una cuestión de equívoca interpretación.
Así, uno debe andar haciendo malabarismos para que la estupidez no lo roce, ya bastante lo es uno como para encima contagiarse la de los otros, y guay si lo testimonia, como este es el caso, porque además pasa por resentido.
Y bueno, como sigue diciendo un amigo: peor es una patada en los dientes.

Vorazip

PD1: ¿Qué como estuvo la obra? ¡Ah!, no estuvo mal.
PD2: Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico.

Vorazip contra cierto tipo de médicos (esta vez me pongo serio)

Está claro que en este país le dan el título a cualquiera, usted podrá confirmar esto infinidad de veces. El asunto es que si esto ocurre también en el ámbito de la medicina, lo que puede peligrar es la vida de una persona, cuando no su psiquis.
Lo pongo en situación, y está claro que este no será precisamente el más original de mis relatos, si es que alguno lo ha sido.
Ocurre que un médico ve una protuberancia en la panza de una embarazada y diagnostica un fibroma, y que además hay riesgo de perder al chico.
La mujer no tarda en desesperar, y el marido que la acompaña la acompaña más que nunca, mientras se preguntan por qué les está pasando lo que les está pasando, entonces el tiempo se detiene y la ansiedad es infinita, caminan hacia un lado u otro de la Guardia, se abrazan y lloran, se dan fuerzas, intentan hablar de otra cosa. Luego, tan ensimismados que apenas pueden registrar a los otros en la fría sala de espera, la ecografía confirmará que sólo es la posición del bebé la que ocasionó la protuberancia en el estómago… Ahora bien, ¿se puede saber que clase de imbécil es ese médico que los atendió para abrir la boca y asustar a la paciente y su marido de ese modo? (por supuesto, la meticulosidad al diagnosticar lo que diagnosticó horas antes es pasmosa, insisto en que usted quizás ya lo ha comprobado). Estos imbéciles de magnitudes galácticas hablan de tumores, aneurismas y amputaciones como si estuviesen hablando del último partido que jugaron Independiente y Racing.
Y lo absurdo e indignante, no es solo su modo de tratar al paciente (como si les importase un rábano o un pepino o la hortaliza que usted guste) lo que esas palabras pueden producir, lo patético también es: ¡el modo alevoso en que le están pifiando al diagnóstico!, ¡le están errando fiero, porque confundir un fibroma con la postura de un bebé !
Y por si fuera poco, y excluyendo el reproche moral que por supuesto ellos disfrazarán de profesionalismo y compromiso con la ciencia y la (¿verdad?), pregunto otra vez ¿por qué el médico que cometió esta atrocidad no le habló a la parejita de otras posibilidades? ¿Por qué habló sólo de la peor? Entiendo que hay mucho chanta y oportunista que ante una muerte de un familiar puede acudir enseguida a un juicio por mala praxis. (a veces con razón y otras no)
¿Pero es necesario que se “atajen” sin importar la psiquis del paciente? ¿Por qué tratan a los seres humanos como cuerpos?, ¿ellos no tienen sentimientos?, ¿no les duele la muela que a sus hijos les duele?, ¿o que su mujer no haya conseguido el puesto que ansiaba, o que a su padre le falten años de aporte para la jubilación y deba afrontar a una edad avanzada un montón de trámites? ¿Todo les resbala?
Hace poco estuvo internada mi virgen madre… y si era por los diagnósticos de la médica que la atendió, la vieja no salía viva de aquel hospital.
¿Qué clase de perdularios están formando en la Facultad de Medicina?, ¿No tienen materias que les enseñen acerca del mejor modo de tratar al paciente, de contenerlo en una situación claramente estresante? ¿Por qué no diagnostican todas las posibilidades, por qué solo mencionan la peor? O lo que es mejor, ¿por qué no cierran el pico y esperan los estudios?
Entiendo que quizás sea una actitud inconsciente para soportar la cercanía constante de la muerte, así, se ponen fríos como para no sufrir ellos pero…¿Quién les devuelve el tiempo a la pobre embarazada y al futuro papá? ¿En manos de quién está nuestra salud? Por supuesto, estoy excluyendo comentarios que me han transmitido acerca de este mundillo, como el escuchado por un estudiante de medicina amigo mío que oyó, en un congreso: ¡Che, te acordás de tal y tal, ese sí que operaba al pedo ja ja!, o: ¿quién sigue el caso del cadáver? refiriéndose a un paciente de edad avanzada… Y otros acerca de las bestialidades que hacen, haciendo que el paciente no tenga decisión propia acerca de cómo quiere vivir, o como quiere morir, como si su cuerpo ya no le perteneciese… (Léase Doma, de la escritora argentina Carina Maguregui) Claro que como dice el título, no estoy hablando de aquellos que hacen honor a su trabajo, ojalá que muchos tuviesen una actitud de respeto por la profesión y por el paciente. Sin embargo, la mayoría, esos mecánicos del cuerpo, de hablar pedante, de postura presumida, como si fuesen los dueños del mundo avalados por otra caterva de ignorantes que se lo hacen creer, repito, esos simples mecánicos del cuerpo que no le dan significado real a las palabras, que las usan con gratuidad alevosa, haciéndolas perder su significado y estableciendo así consecuencias casi imperdonables (cuando no cometen mala praxis, por supuesto), salen de a cientos de nuestra Facultad de Medicina.
No se deprima, hay que hacer frente a este problema, el tema es encontrar el modo, ¡y que este modo funcione!

Vorazip

PD: quien suscribe y por única vez, se hace cargo de las opiniones vertidas.

Vorazip contra los taxistas

-“Uh, acá pasa de todo” dice uno refiriéndose a las féminas que su trabajo en las calles le ha permitido “conocer”.
-“Yo era gerente de una multinacional, y ahora estoy acá, remándola” dice otro, víctima del capitalismo salvaje o la mala suerte o quién sabe que tamaña injusticia.
-“Yo con esto vivo fenómeno”, dice un tercero, agregando que hizo “una gamba y media cuando recién son las 10 de la mañana”, y yo, mientras miro la ventanilla, me pregunto: ¿habrá hecho un viaje a Júpiter y le cobró la vuelta?
Por supuesto, todas estas aseveraciones son acompañadas de la gestualidad propia de cada una de las formas o variables que conforman este extraño mundo del taxímetro, así, un émulo del mismísimo Isidoro Cañones surge en el primero (con la diferencia de que este tiene que laburar y no tiene un tío rico), un enorme fracasado semeja el segundo, que echa la culpa a todo y a todos de su realidad, y un primo del primero aparece en el tercero, que quiere hacer creer a sus pasajeros que el trabajo de tachero es una mina de oro.
No creo que uno de estos sujetos no pueda tener un buen día, y por lo menos, una vez a la semana no le salga un muy buen viaje, tampoco, que pueda tener intimidad con alguna pasajera o que realmente haya tenido un trabajo importante, las cosas suceden, pero es difícil creer tanta similitud de experiencias entre tantos choferes de la ciudad de Buenos Aires.
Porque yo digo, si todos los taxistas son winners con las mujeres, si todos los taxistas tuvieron cargos importantes y todos los taxistas están llenos de guita, ¿que hacen trabajando quichicientas horas? ¿Laburan para disimular? ¿Disimular qué? ¡Si se encargan de que uno sepa lo bien que les va!
También, y para ser sinceros, está los que se quejan, estos son peores porque además no tienen la imaginación del primero, que cuenta como se acostó con Thalía cuando vino a Buenos Aires aseverando que las estrellas del espectáculo como ella eligen los desconocidos porque nadie les creería cuando ellos lo contasen (a decir verdad, yo tampoco les creo), y entonces, mientras uno desea con toda su alma que el semáforo no se ponga en rojo, o por lo menos que no se pongan todos en rojo, las historias de asaltos se suceden hasta darnos escalofríos, y su relato de cómo lo cagó la mujer nos hace pensar que tal vez deberíamos chequear el e-mail de la nuestra, y su mala suerte por comprar dólares justo cuando este bajaba de cotización, nos hace pensar en la posibilidad de adquirir un ekeko para que, por las dudas y orándole mientras le llenamos la boca de cigarrillos baratos, no nos pase lo mismo.
Cabe destacar también al taxista esotérico y/o que ve cosas extrañas (generalmente si ven espíritus también creen en el tarot), rama alternativa de la cual ha dado cuenta un amigo, que comentó que uno de estos sujetos le dijo mientras lo llevaba en un viaje de San Telmo a Once, que los extraterrestres lo estaban persiguiendo hacía mucho (y confesaba mirando asustado por el espejo retrovisor).
Y bueno, espero que no lo hayan alcanzado, debe ser la envidia que me hace decir todo esto, y deseo también que aquel que se empomó a Thalía la haya disfrutado y le haya dado su merecido, y que el ex gerente pueda lograr quitar el ex y bueno, que al que ya hizo una gamba y media a las 10 de la mañana le sigan saliendo viajes a Júpiter.

Vorazip

PD: “Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico”
PD2: gracias a mi amigo “el tío” por contribuir con varias anécdotas

sábado, octubre 08, 2005

Vorazip a favor del lenguaje. Los primeros pasos hacia una revolución inteligente

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Muchos se toman a gracia la decadencia del lenguaje, promovido por los medios, en no casual sintonía con el discurso político. Otros, ni siquiera se dan cuenta de lo que ocurre.
Continuando la idea de que la cultura es fiel reflejo de mucho de lo que nos pasa, bueno, está claro que estamos convirtiéndonos en poco más que en seres de las profundidades marinas (con perdón de estos seres)
La falta de espíritu crítico es atroz. Con argumentaciones que versan por ejemplo frases como: “Bueno, apunta a divertir, no es para tomarlo en serio, es una remake”, y demás perogrulladas que solo son cómplices de la falta de imaginación e ideas en pos de una técnica que sólo es juego de artificio (como es el caso de gran parte del cine norteamericano de estos tiempos), nuestra falta de juicio acerca de nuestro alrededor, la falta de elementos para elaborar un pensamiento propio, la carencia de cierta profundidad filosófica, psicológica e ideológica necesaria (¡aunque sea barata y con zapatos de goma!), así como la estrechez mental para evaluar el mundo delirante en el que vivimos, es la consecuencia de nuestra vagancia intelectual, que redunda en detrimento de la búsqueda de sentido.
¡Es que eso es lo que se perdió, el sentido, o cierto tipo de sentido quizás más ontológico! Anulado por la lamentable falta de búsqueda de razones existenciales que enriquezcan el alma, como si sólo nos permitiese estar un poco mejor la compra de un DVD o la vista de un programa de bloopers en la TV, vamos por la vida con una dosis mayor de insatisfacción de la habitual (que siempre es necesaria para seguir adelante, como me aseguró uno de mis escasísimos lectores hace poco tiempo atrás) y que no reconocemos (1).
Ahora bien si usted cree que yo confundo o mezclo las cosas (política-arte-medios-espiritualidad-actitudes éticas y morales, perdón por escribir estas dos malas palabras) le sugiero que lea el artículo de este mismo blog que habla sobre la sabiduría de Pancho Ibáñez.
Retomando: no es casual que ante semejante contexto de estupidización, lleno de entretenedores e íconos de la nada en los medios, en la política y visible por qué no hasta en nuestros compañeros de trabajo, que solo hablan de fútbol, de dinero, o de sus travesuras sexuales fuera del matrimonio (¡si las hacen deberían hacerlas de callados, creo yo!), le decía, ante tanto pipistrilo y tontera dando vuelta, es lógico que uno se ponga un poco salame también.
Por eso, para comenzar la revolución inteligente que proclamo, de la cual esbozaré ahora unos leves trazos, y si aún no se ha aburrido de que yo, Vorazip, continúe bordeando siempre los límites de los mismos temas, déjeme decirle que es necesario algo más que levantar íconos, es imprescindible actuar por cuenta propia.
Y aunque es saludable ser un poco ganso, también está bueno que esto no ocurra todo el tiempo. Digamos que compensar un poco sería más fructífero.
Así, una estabilización inicial entre entretenimiento y profundidad para derivar luego en una ostensible remarcación de esta última, creo que haría de nosotros personas más sabias.
Sin embargo, opino que este proceso puede llevar bastante tiempo, si le llenaron la copocheta de mierda durante años usted tendrá que revertir tanta gilada. La lectura de sendos libros puede ser uno de los tantos caminos (no los de Laura Oliva o del prototipo del escritor falaz en que se ha convertido Martín Pescador). Otra opción sería la escucha de música un poco más pretensiosa que Intoxicados o Alejandro Sanz, por mencionar (otros) dos tristísimos ejemplos. El psicoanálisis es un puente interesantísimo hacia el conocimiento de nuestra conducta, y estimo que ciclos de silencio (algunos lo llaman meditación) que se cuelen en el torrente de estímulos exagerado del cual se es víctima, ayudarían a que usted empiece a ser el que de afuera no quieren que sea. Pero bueno, no se amilane ante tamaño trabajo, su perseverancia allanará el camino hacia la recuperación suya y de su lenguaje, y por lo tanto, a tener más elementos para ser un poquito más feliz, actuar con mayor criterio ante estos gajes de la vida, y no ser tan idiota.
De nada por la gauchada.

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico”.

1-Actitud coherente con la hipocresía general de estos días, donde sólo se cotizan las fortalezas, jamás las debilidades.

miércoles, octubre 05, 2005

Sobre la película cuyo título al castellano es Vida en Pareja, o como hacer críticas tardías de films que ya no están en cartel

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Si usted amigo lector de blogs está por juntarse o casarse, le recomiendo que no vea esta película, salvo que comparta los pensamientos que expondré en los párrafos siguientes y vaya para reírse un rato (esto será imposible porque difícilmente esté en cartel, por lo que le queda como opción alquilarla en su DVD Club).
Más allá de una crítica técnica que por supuesto no puedo hacer ya que no tengo los elementos adecuados, sí puedo opinar en cómo se ha tratado el tema de las relaciones de pareja en este film.
Y la película cae en un vilipendio de lugares comunes alevoso. Que es difícil la convivencia, que cuando nacen los hijos la sexualidad se dificulta, que hay infidelidades, que hay aburrimiento, y demás etcéteras.
Bueno, estamos de acuerdo y estamos en desacuerdo pero… ¿y?
Qué hacemos con este patrón social tan arraigado que es el matrimonio y/o concubinato sería la pregunta interesante para abordar un film de este tipo, pero parece que el director de quien lamentablemente no recuerdo el nombre no se lo preguntó.
Aquí me viene otra vez ese pensamiento que tengo a veces acerca de que los realizadores no tienen mayor preparación que la cuestión técnica de su trabajo. Porque a esta altura de nuestra época filmar este catálogo de obviedades sin dar una vuelta de tuerca al problema no solo es estrechez ideológica y filosófica, sino una pérdida de los valores supremos a los que debería, creo, aspirar el arte, es decir, movilizarnos, tocarnos de algún modo para que salgamos con más preguntas que respuestas.
Cito a Juan José Saer quien en un pasquín de gran tirada opinó acerca de los aspectos negativos de la visión posmoderna en la literatura opinado que bajo el nombre de la democracia, la convivencia de las diferencias y la tolerancia, se cae en una universalidad abstracta que es nefasta para el arte, y que en este supermercado cultural, se tildan de “novelas” tanto los trabajos de creación auténtica como los de Onetti, como también los de Isabel Allende.
Por supuesto, esto se aplica a todas las ramas del arte. Y no caeré en la actitud que muchos caen, esa de la que habla Saer, de decir: Bueno, es un punto de vista del director, hay películas y películas, etc. porque hacerlo sería caer en una condescendencia que anula mis pretensiones de espectador, que por supuesto no son la de otra gente, nadie tiene iguales pretensiones, pero si caemos en un relativismo absoluto estaríamos todavía en la edad de piedra, ciertos mínimos puntos de referencia tenemos que tener para poder evaluar, sino, nos venden gato por liebre.
Señor lector de blogs, si quiere ver una película que realmente hable de las relaciones de pareja con cierta profundidad de las cuales las películas de hoy en día carecen, alquílese Scener ur ett äktenskap (Secretos de un matrimonio) de Ingmar Bergman y no malgaste su dinero, salvo que vaya para reírse un rato (esto será imposible porque difícilmente esté en cartel, por lo que le queda como opción alquilarla en su DVD Club).

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas en este texto debido a su carácter especialmente ciclotímico”

Pancho Ibañez tenía razón: “Todo tiene que ver con todo”

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Quien suscribe a leído infinidad de cuentos argentinos, y siempre llega a la misma conclusión, el escritor hace gala de ingeniosísimas tramas, finales sorprendentes, técnicas envidiables (algunos) pero pocos, realmente muy pocos, escriben desde el sentimiento. Y en estos últimos tiempos esta tendencia se está volviendo más que molesta. Tal vez sea la pesadísima herencia de un padre como Borges, (aunque él en sus cuentos orilleros lograba emocionar hondamente), quizás ocurra esto porque varios escribas, perdón, escritores, surgen del periodismo, una de las carreras más difíciles por su predisposición a la infamia, sobre todo en este país. Como sea, es cierto que ante las preguntas nunca hay una sola respuesta. Y yo cuando leo un cuento no quiero sorprenderme solamente, digámoslo claro: Ingwie Malmsteen es soberbio en el ejecutar de su guitarra, la velocidad de sus dedos sobre el diapasón y lo intrincado de sus arpegios es deslumbrante, pero B.B. King te llega al alma con una escala pentatónica y una blue note en el medio.
Comprobará entonces que la raíz de lo que opino ha sido escrita en unos pocos párrafos, así que me explayaré ahora en su demostración que para mi tiene que ver también con otros sucedidos.
Sucedido 1: noto que en mi entorno, la gente parece competir para saber quién es más ingeniosa, más zarpada, más superada.
Sucedido 2: Mucha de esta gente, que por supuesto jamás muestra sus falencias, nunca se inmuta y responde con la misma cara de Master Card ante cualquier circunstancia.
Sucedido 3: Dichas personas andan llorando por los rincones.
Conclusión acerca de los sucedidos 1, 2 y 3: Por supuesto, jamás confesarán el sucedido 3, y el 1 y el 2 tampoco, pondrán la cara de otras dos tarjetas de crédito.
Ahora yo me pregunto, si se es tan inteligente y se ha escuchado las músicas étnicas más exóticas y se ha probado todas las drogas, si se escribe maravillosamente y se es fiel a los principios re-transegresores (¿viste?) que nadie imagina, si se hace todo esto pero la angustia de Kierkegaard viene igual ¿qué es lo que está ocurriendo?
Como opinaba anteriormente, no todas las preguntas tienen una sola respuesta, pero como toda regla tiene una excepción, aquí expondré una.
Ocurre que la extraña conexión hipocresía-inteligencia está destruyéndolos.
Así que en este acto altruista, voy a hacerles un favor a todos estos ególatras que alardean de su mundo recorrido, y les voy a informar que se olvidaron de algo, tal vez en el metro de Medellín, quizás en el pelotero de sus trabajosas neuronas o mientras degustaban un plato árabe en un restaurante de Puerto Madero, se olvidaron que toda la inteligencia del mundo no sería tal si no se retroalimenta con el corazón (metafóricamente hablando)
Claro como el agua, aunque no es casualidad que la mayor parte de este elemento esté contaminada.
Entonces, y para ir cerrando el tema:
Como no solo los políticos son la representación de quiénes somos, sino los artistas también, si el cuento argentino a rasgos generales muestra solo una cara de la moneda, la razón, y se olvida de la otra, el sentimiento, o mejor dicho, la razón trabaja en pos de si misma, en un acto masturbatorio que solo agrada a los pajeros intelectuales, es porque muchos caen en esta “trampa de la inteligencia” (Edward De Bono), entonces se entiende por qué las cosas andan como andan y/o la emoción está mal vista.
No le dije yo que Pancho Ibáñez tenía razón: "Todo tiene que ver con todo"

Vorazip

PD1: ahora bien, ¿Pancho Ibáñez será un hombre sensible?
PD2: “Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico”

martes, octubre 04, 2005

Sobre cierto periodismo argentino (o un claro ejemplo del pensamiento mítico conservador en estos días)

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El periodismo actual, a rasgos generales, no intenta la verdad. Si esto fuese un ensayo yo debería ahora argumentar, dar las explicaciones del caso y llegar a una conclusión, pero como no es un ensayo, daré sólo impresiones que me hacen “percibir” que la hipótesis es cierta, por lo cual no llegaré a conclusiones ya que en el terreno de las sensaciones psíquicas es difícil la comprobación exacta. Y la falacia de una percepción dada por exacta no difiere de las argumentaciones de ciertos pipistrilos.
Soy de los que no compran revistas, rara vez lo hago, y la mayoría de las veces me decepciono. Mientras camino por las calles de Once veo infinidad de kioskos que muestran las mismas revistas. Leo titulares son francamente irrisorios, en uno de ellos se acusaba a Elisa Carrió de sus inclinaciones hacia la derecha porque había adelgazado unos cuantos kilos…
Otros redundan en pastiches como La trama secreta de… La conexión tal…. Etc.
Y usted notará que en algunas editoriales y notas los textos y las ideas (aunque remanidas generalmente) están muy bien escritas, las argumentaciones son excelentes pero…
¿Me parece a mí o nos están tomando de salames? ¿O somos unos salames y todavía no nos dimos cuenta?
Por supuesto, este pusilánime periodismo pueril se jacta de un compromiso con la verdad que no es tal, ya que nadie en su sano juicio puede creer que la Argentina sea tan interesante como para responder a esos titulares… su compromiso es sólo con el dinero y con los intereses de los grupos a los que responden. Es más, yo creo que la izquierda fashion argentina es la misma basura que el oficialismo de turno… Es como aquella revista que inventa los mini shorts o las hiperbikinis que ninguna mujer usa (lamentablemente).
Si me permite la aseveración, los únicos hiper de aquí son los hipermercados y la hiperestupidez.
Por otro lado, están las revistas alternativas a toda aquella tilinguería que mencioné antes. Me refiero a las revistas que parecen diarios y/o fanzines, en las cuales se encuentra algo más de vuelo, no se lo voy a negar, pero que si por accidente o torpeza o ambas cosas, a uno se le caen en la vereda dichas revistas explotan. Estas, comienzan las notas con un rigor maravilloso y terminan con frases como: “hay que desmantelar la policía y todos los organismos estatales”.
Ya hizo metáfora el director italiano Michelangelo Antonioni de lo que ocurre con quién va con los tacones de punta contra el sistema en Zabriskie Point, encima lo hizo en plenos años 70, pero bueno, aquí en esta Argentina retro (sobre todo en el sentido mental) parece que no se aprende nunca… y bueno, así estamos, y en esa época la mayoría (la que siempre se equivoca) llenaba las boleterías de los cines para ver películas donde los héroes eran los militares.
Si veo la televisión, la cosa no cambia, sigue al mismo nivel, todo sumergido en un mundo marino lleno de criaturas monstruos sin clasificar.
Ahí tenemos a los periodistas-siervos inundarle la cara con grabadores a un político para comprobar cómo este habla de lo que debe hacerse cuando él forma parte del gobierno, y por supuesto, los vasallos no re-preguntan para intentar la verdad, aceptan la mentira, convirtiendo su silencio en complicidad.
También en la caja imbécil puedo ver a un badulaque en la casa, la quinta, la clínica o donde quiera que esté Maradona, haciendo guardia y homenaje a la figura deportiva que fue, diciendo que él y el noticiero al que pertenece se preocupan por su salud mientras el tipo tiene que salir por puertas traseras.
En fin, me refiero a todo ese periodismo que se pone la camiseta de turno para facturar.
¿Cómo puedo creer en ellos? Lo peor es que ese recambio que uno espera nunca llega, es como cuando uno tenía 13 años y sus compañeritas salían con pibes de 15, entonces alguien decía, cuando tengamos 15 vamos a ganar minas a lo loco, y uno llegaba a los 15 pero las mujeres salían con los de 17, y así todo el tiempo…
Entiéndase por favor este concepto: El periodista es un chismoso por naturaleza (chisme: murmuración, conversación en prejuicio de otro), pero para disimular dicha característica (de la cual el real periodista encuentra motivo de jactancia), debe adornar su trabajo con fundamentos válidos y soporte cultural, cosa que han perdido la mayoría de los mojigatos con título de escuelas privadas y no tanto. Y un pensamiento sólido, crítico, de los que pocos gozan como habrá notado mi querido lector de blogs, dichas cualidades, como le decía, son inadmisibles en quienes no respetan los mínimos códigos tácitos, los que no necesariamente están escritos. Es decir, ni siquiera son buenos chismosos, o divulgan el último eslabón del chisme, o lo inventan (mal).
Pareciese que uno de los pocos recursos para llegar a la verdad fuese una cámara oculta, el espionaje, la trampa al tramposo.
Lo más triste de todo esto es la pasividad con la que los argentinos respondemos. Eso sí, inventamos el dulce de leche, el tango, nuestro fútbol es de alto nivel ¡somos unos vivos nosotros! (aunque parece que no todos los inventos de los que nos jactamos son argentinos)
Creo que ante este pseudoperiodismo, aquel que guarda las formas y enaltece al Sr. camaleón Ernesto Zábalo, aquel que imprime reportajes de cinco hojas a modelos hablando de la coyuntura argentina, aquel que cambia de camiseta según el poder de turno y no intenta la "verdad" (las comillas son deliveradas), aquel que acepta suculentas sumas de dinero para mentir, ante toda esta farsa, debemos estar atentos.
Para Vorazip, o sea yo, estar alerta es no ponerse del lado de nadie, ya que hacerlo es dejar de crecer (y/o negar al otro, como hace siempre la política o el fútbol, las religiones del argentino medio)
La verdad es que no creo en casi nada de lo que leo o veo en la televisión. Todo es sospechoso. Entre nosotros (total este blog es leído sólo por unos pocos) le confieso que la psicóloga me remarcó esto, y yo le dije que me jactaba de ello, luego de lo cual comenzó a escribir compulsivamente en una libretita que tiene. Es más, ya que estamos en tema le cuento que a medida que el análisis avanza (o mejor dicho, transcurre), ella escribe más y más en esa libretita.

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas en este texto debido a su carácter especialmente ciclotímico”

viernes, septiembre 30, 2005

Autobiografía

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Escribir sobre mí. Una ficción más, como la de los diccionarios enciclopédicos o como la de las biografías de las mesas de saldos. Poner en palabras aquella imagen de mi mismo que apenas se vislumbra en el diván los miércoles a las 13:15.
Diecisiete años esperaron mis viejos para tenerme. Debe ser por eso que llego tarde a todos lados. Pero es fácil echarle la culpa a un zapatero y a una ama de casa polaca que vivieron su matrimonio como pudieron. Por suerte, o porque lo intenté, el correr de los años ha aliviado mi cobardía en este sentido, ahora me hago cargo de quien soy o de quien creo ser, y solo le temo a los médicos y a las milanesas de soja de los grandes supermercados.
A mi padre lo recuerdo más con el corazón que por las anécdotas compartidas, mi madre, es hoy una mujer mayor a quien amo profundamente más allá de mis enojos y mis brotes de intolerancia cuando no me escucha.
Aludiendo entonces a una cronología arbitraria sujeta a una memoria también arbitraria, podría revivir recuerdos que seguramente silencian otros: el Dodge blanco y los asados de mi papá, los almuerzos en el colegio, mi madre y sus cajas de remedios esparcidas por toda la casa, la revista de Meteoro, las películas de Los Beatles en la televisión, la soledad de los domingos cuando mi viejo “se fue al cielo” y ese modo en que lo lloré años más tarde, tan cercano al que sugirió el gran Oliverio en uno de sus poemas.
La niñez es un lugar al que siempre se añora volver, un inmenso útero que nos libra de las circunstancias actuales, será por ello que la memoria se pone contenta y me trae de nuevo las primeras caricias con una amiguita del barrio, o los portaviones armados con el “ Mis Ladrillos”, o la pesca de ranas a la cual asisto ahora con remordimiento.
Escribir sobre uno puede reafirmar o confundir al hombre que figura en el DNI, ese nombre que nombra, en mi caso, a quien tocó la guitarra en un grupo de rock en los años noventa, ese que estaba tejido en el guardapolvo celeste del jardín de infantes, o el que está escrito, seguramente, en la ficha del dentista.
¿Quién soy en realidad? ¿El que creo ser? Las trapisondas de mi ego brindan su espectáculo. No diga que no se lo advertí. Y déjeme aseverar que la imaginación de ninguno es posible ante los vericuetos del suceder. Así, desde el Quilmes en que nací hasta mi vida de prestado en un departamento de Once oscuro y triste, ni yo mismo pronostiqué mi condición de cadete, lavacopas, fotocopiador, empleado administrativo, maestro de guitarra o representante de fotógrafos en estos últimos tiempos. Tampoco mi vida de prestado en un departamento de Once oscuro y triste. Y todos, hechos que no hacen más que verificar un presente de incertidumbre que acaso no sea más que una confirmación de que nunca he sido el mismo ni lo seré.
También le aseguro que tampoco imaginé mi pronta irrupción en el mundo de los calvos. Usted puede tomarlo a risa. Pero arriesgo que concretar mis amoríos con la profesora de química que tuve en 2º año del secundario era más viable que este frío que siento en la cabeza los días de mucho viento. Lo que es mucho decir, por supuesto. Así que comprenderá la magnitud de mi sorpresa.
En fin, sólo quedan ficciones, escrituras y lecturas posibles llenas de subjetividades. Incluso estimo que si estas frases hubiesen sido pensadas y escritas ayer, quizás el tono sería diferente, y usted y yo la pasaríamos mejor leyendo esta autobiografía, el color azul que no tiene el día de hoy, nublado como las imágenes casi oníricas de quien creo ser, haría divertido todo este menjurje de incongruencias.
Adjetivos como apasionado, hipocondríaco, cariñoso, inconformista, sexópata, esnob insoportable, estúpido, querible, querendón, querubín, atestiguarían que lejos estoy de ser un tipo original, y que podrían tildarme de fabulador quienes me conocen. Contar que he salido con tres psicólogas y que he sobrevivido a la experiencia hablaría de una persona prejuiciosa y torpe (lo que agregaría dos adjetivos más a la lista), referir sobre mi salvación de innumerables perros y gatos departiría sobre una sensibilidad que no se hizo presente aquella vez en que ante la pelea por una pelota en un partido de fútbol, no dudé en empujar deliberadamente a un adversario hacia un cactus que se encontraba a un costado de la cancha.
Tan singulares experiencias ¿qué dicen de mí?
Bueno, mejor no le cuento lo que dijo el que se cayó sobre las espinas. Si a estos hechos sumamos mi huída de la Facultad de Letras luego de seis meses teóricos y demasiado, mi acérrima defensa del cabello largo y los grandes escotes en la mujer, mi jactancia acerca de las cualidades humanas de algunos de mis amigos, no todos, ¿que aportarían?
Frustraciones varias, triunfos ignotos hasta para mi mismo, dinero escaso, hacen de mi aquel tipo que le gusta bromear y no le gusta que lo “jodan”.
Amo y ansío las pequeñas cosas, y me lo repito y lo recomiendo a aquellos que esquivamos los grandes logros con particular destreza.
Bromas aparte, ¡que lindo es ver dormir a la mujer que amás, que placentero es leer a Poe, ¿hay experiencia más maravillosa que ver a un amigo feliz? Que satisfacción brindan unos niños jugando, y lo digo yo que aún no tengo hijos.
Decir que he querido mucho, odiado menos, luchado bastante, disfrutado y sufrido por demás, son nimiedades que sonarán pretensiosas en estas ideas claramente superficiales en las cuales ni para hacerme el astuto soy astuto.
Pero aquí estoy, jugando el juego, por decirlo de un modo cursi, porque aunque el absurdo y el vacío sean la explicación final, y la religión, el ostracismo o cualquier camino lleve al mismo resultado, no me voy a perder la posibilidad de seguir adelante, no claudicaré ante la corrupción general, no caeré en el egoísmo atroz de cierta nueva casta, y no seguiré escribiendo mis utopías, porque este escrito se convertirá entonces en un manifiesto, y se supone que esto debe ser una autobiografía, ¿no?.

Gustavo Di Pace
Vorazip
el Basilisco
Chinaski
Palomaperropez

Apología del felino y demás etcéteras

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Primer anécdota, bastante estúpida por cierto

“Buenos días” le digo al chofer al subir al colectivo, éste, me mira con un gesto entre la sorpresa y el desagrado. Seguramente el tipo miró demasiada televisión, pienso yo desde mi iracundia repentina mientras tomo el boleto. Aún así, y sabiendo que todo enojo con el prójimo no es más que una confirmación de mi soberbia e ingenuidad, (el susodicho jamás será como yo espero), circulo entonces hacia el fondo y quizás levantaría los hombros, como atestiguaría quizás el “prójimo” (otro) al verme, si no fuese porque una radio o un discman lo extravían y mucho.
¿Que no me entiende? Bueno, pasemos entonces a la segunda anécdota.

Bastante estúpida por cierto

El coche está lleno e intento llegar hacia la parte trasera, un cúmulo de mochilas con adolescentes colgados obstaculizan mi deseo. De más está explayarse al respecto, ya que si me pongo en esta postura, repetiría el trasfondo de la anécdota anterior y correría el riesgo de convertirme en uno de esos viejos y fachos oyentes de radio 10 que con su pequeña y obtusa mirada del mundo, los mismos que dejan mensajes telefónicos acerca del bien y el mal, Dios y el Diablo y la policía que los parió (la frase es deliberada y muy argentina), contribuyendo así a adornar de algún modo una seudodemocracia que sólo le conviene a unos pocos pero ellos no se dan cuenta (o el cerradísimo ángulo de sus pensamientos no se lo permite).
Y como no quiero que esto me ocurra, paso entre las mochilas intentando que la deshumanización reinante no me reine.

1º reflexión que roza (muy levemente) las 2 anécdotas anteriores

ADVERTENCIA: el lenguaje del texto que sigue y por ende los pensamientos que encierra, o viceversa, pueden herir la susceptibilidad de unos cuantos.

Supongamos que al llegar al final del transporte rozo la bella cola de una mujer y de repente, me doy cuenta que la conozco. Ella se sonroja al verme, y admito que yo siempre sentí algo por ella, sé que su cuerpo (y el mío) se desean, pero hay algo (un algo distinto al algo de ella que quiere mi algo) que no está de acuerdo con esto: su histeria, o como se llame este mal femenino, así, mientras conversamos y mi erección ya es indisimulable recuerdo que ella siempre había negado su sexualidad y solo la usaba para mear (no su sexualidad, claro está), digamos que le da una importancia excesiva al tema. Ella cree que no necesita de un hombre, pero su propio problema y tozudez, (así son este tipo de mujeres), le impiden ver su propio deseo, así, los años pasan y van por la vida sin que ningún macho (tampoco yo) les parezca adecuado para su intocable e impenetrable vagina. Ninguno colma las expectativas de su mentecita infantil y fabuladora.
El colectivo frena de repente y nos tocamos, vuelve a ocurrir esa magia, pero ella no quiere darse cuenta de las cosas, y como el psicoanálisis es demasiado para este tipo de féminas y las pastillas y el new age son el camino más corto, quien la enfrente a su propia sexualidad (en este caso yo) será descalificado y enviado a donde usted ya sabe.
Probablemente me acuse de resentido y tendrá cierta razón, otros se preguntarán el por qué de tanta perorata, qué tiene que ver con las anécdotas anteriores, y quizá sospeche que quien escribe le está dando demasiada importancia al chofer que no saluda, a las mochilas que interfieren en el camino o a la mujer que no tiene idea de lo que es la libertad. Déjeme decirle que el enojo inicial ante estas circunstancias es menor que la curiosidad que estos hechos suscitan al autor, o sea, yo. Aseverado esto, no desespere que ya viene la conclusión.

Chan Chan

Varias personas a mi alrededor son como el perro, tonta y atropellada, no digo fiel porque la mayor parte de la gente a mi alrededor no lo es, y para ser sincero, creo que no hay que confundir la obsecuencia del perro con su supuesta fidelidad. El hecho de ser humano, ya es suficiente para que el perro cometa esas tropelías que la gente mira con una sonrisa en la boca, por ejemplo, lamer y saltar como un imbécil cuando uno llega.
Hay maneras más interesantes de demostrar el cariño. Y sino, observen cuidadosamente la conducta del gato. Su amistad, en cambio, hay que ganársela, uno no es devoto de su afecto por el solo hecho de existir, nunca hay garantías con el felino, su carácter responde a la meritocracia, y estos códigos no son los mismos que contemplan las comunes expectativas de la retribución.
El gato es digno y distinguido, observa de soslayo nuestro actuar y jamás se mete en la vida de uno. Es un profundo conocedor de la vida, algo que el can no puede comprender porque sencillamente se parece a su dueño (no puede revelarse a su progenitor), y no sólo esto es una constatación de la frase popular que discurre acera de los parecidos físicos entre ellos, sino que habla también de que dos tontos se sienten menos tontos aún cuando están juntos.

Conclusión dos (por si aún no entendió lo del Chan Chan)

No pretenda que un texto tenga un sentido enriquecedor, no es muy habitual, si le da de comer a los que piden 1.000 pesos por un dos ambientes, consume los mismos yogures pero con diferentes nombres (como si fuesen productos nuevos), le cree a los diarios y a los noticieros y cree que Schopenhauer jugó en la selección alemana de fútbol, ¿qué se hace el exigente conmigo? No hay más incongruencia aquí que en la realidad de todos los días, amigo lector de blogs, no se enoje y diviértase con ello, un texto como este es un camino más al no-suicidio, y sino entendió, bueno, no le pida peras al olmo y váyase donde usted ya sabe.

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico"

sábado, junio 25, 2005

El yo multiplicado de Di Pace

Antes que nada le cuento que quien escribe, Gustavo Di Pace, no es Gustavo Di Pace ni remite a uno de esos personajes tras los cuales se ocultaba Fernando Pessoa, a quien aprovecho para mandarle mis respetos y la más grande admiración de la que soy capaz, donde quiera que esté.Pero este tema es diferente, ya que mientras él “creaba” diferentes personalidades, en el caso de Gustavo Di Pace, como dijo una vez en una entrevista en un medio muy chico, como son los medios con los cuales acostumbra hablar no tan habitualmente, su yo se multiplica, y lo hace de un modo que esos yoes no viven sólo en sus modestísimos intentos literarios, sino que varias veces, por ejemplo, mientras va a comprar a un supermercado chino, al comprobar que no lo saludan ni uno de los días de todos los días en los que va a comprar y por lo tanto les da de comer, ya que los clientes son los que les dan de comer a los chinos y todas esas personas que venden mercaderías también, aparece ante esta descortesía Vorazip, es decir, yo, uno de los yoes de Di Pace (le pido al alma eterna de Oliverio Girando el permiso para el uso de la palabra yoes)La mayoría de los casos de doble o triple personalidad responden a “una” personalidad que se divide, ¿no sé si me explico?Bueno, sé que no me explico, y no sé quien puede explicar esto que yo digo con una mínima fundamentación, ya que por suerte no soy un teórico y por más suerte aún no soy psicólogo, esos magos que comenzaron a transitar la tierra siguiendo a su padre, ese gran literato llamado Sigmund Freud.Así que apelaré a una verdad y después que lo demás interpreten lo que quieran.El yo de Di Pace se multiplica, y esto puede suceder cuando se come un plato de ravioles con manteca (porque el fileto por ejemplo le quita mucho el gusto a la pasta) o cuando está escribiendo. Y es ahí donde aparece Vorazip o Blas Mazzone o Jannyn o uno de los diablos que salen del bañito del fondo de la casa de Chavez, esas personas que honraron o no con su presencia el primer libro de Di Pace.Es decir, Di Pace no se convierte ni se subdivide en sus personajes, Di Pace comparte su cuerpo y su mano que escribe con otros seres como yo.Pero no vaya a creer el lector que esto es una especie de actitud mediúmnica ni mucho menos, ya que si hay gente atea en las cuestiones del esoterismo, esa gente somos nosotros. Y como verá, ya no hablo yo como Vorazip, sino que este es un coro que transcribe ideas, es decir, un yo que comienza a multiplicarse, y no le vaya a extrañar que dentro de un rato aparezca escribiendo el fotógrafo protagonista de la novela policial de Di Pace, que usted probablemente aún no haya leído para estos momentos presentes, ya que puede que en ese futuro en el que usted lea este texto la novela permanezca aún inédita o puede que, con suerte, la haya leído, es decir, le haya llegado el texto ya que Blas Mazzone acostumbra pasar por mail sus escritos a los amigos, y luego Jannyn la mucama, cuando el señor Esteban no está en la casa, se mete en la pc para chequear el correo. Y llegado usted a estas líneas se preguntará de quién o de quiénes estoy hablando y quien escribe, y déjeme decirle algo, déjeme decirle que ya no lo sé.

Sin firma

“Quienes suscriben no se hacen cargo de las opiniones vertidas debido a sus caracteres especialmente ciclotímicos”

martes, junio 21, 2005

Vamos, vamos, que usted también juzga a los otros, elija el título que más le guste:

1) El Exitoso sin suerte
2) Gente con estrella y perdedores natos.
Es probable que usted haya escuchado algunas palabras acerca del segundo de los ítems. Usted vio que hay gente que nace con estrella, sin duda, yo diría con estrellas y planetas conformando así una galaxia ¿no? Puede que sea una galaxia pequeña, con dos o tres planetas y uno o dos “soles”, no se lo voy a negar, pero es una galaxia al fin. También habrá escuchado por ahí aseveraciones como la que sigue: Yo no nací con estrella, yo nací estrellado, generalmente acompañada de una sonrisa triste por quien la profiere, lo que aludiría a un supuesto choque entre esa persona y algún meteorito o cuerpo del espacio no identificado.
Por supuesto, esto remitiría también al segundo de los ítems, lo cual me lleva a preguntar, y aquí comienza mi disertación, porque hasta ahora esto es una intro que si continua usted se va a cansar y yo ya no voy a saber qué más decir:
¿Qué pasa con el primero de los ítems? ¿Quién es ese señor? ¿No es que estas clasificaciones de tocados y no tocados, con estrella y estrellados, exitosos y fracasados, no contemplan todas las posibilidades de destino de los hombres?
El perdedor, como usted sabrá, es fácil de reconocer. El perdedor es aquél que siempre tiene el no (como todos lo tenemos ante un acontecimiento dado), pero no lucha por el sí. El perdedor pide una hamburguesa del combo mayor y cuando abre el sandwich para poner un poco de mayonesa la panceta no está. Y de nada servirá que proteste, la panceta se acabó en todo el local de comidas. ¿Me entiende? Y la próxima vez que vaya sabrá que tal vez encontrará la panceta en el lugar indicado pero las papas fritas tendrán un gusto nauseabundo. Todas estas circunstancias, que en otros fortalece el espíritu de lucha para que al adquirir sus respectivos combos estos sean los combos por los pagan, derriba al perdedor, y aquí aparece entonces su característica fundamental: el perdedor ya se ha dado por vencido. Distinta es la actitud del mediocre, que no tiene demasiadas inquietudes y lo compra todo. Le viene bien una película de Batman como un pantalón pinzado de corderoy negro, le encantan los televisores de pantalla plana como poner la comida en el freezer en bolsitas especiales, le da lo mismo votar a un candidato que a otro, no se cuestiona demasiado las cosas, y es necesario recalcar que esto no obedece a un tipo de filosofía. Extraño es notar que pesar de todo esto, como hace decir Houllebecq al personaje principal de Ampliación del campo de batalla, hasta puede llegar a ser feliz, siempre en su dimensión (de mediocre), claro está.
Como imaginará, el exitoso es el que se lleva la mejor parte, ya que en casi todo le va bien, y muchos de ellos ni siquiera son bendecidos con demasiadas inteligencias, con alguna de ellas les es suficiente. El exitoso es el que gustaba en el colegio de una chica y justo esa chica gustaba de él, es el que compraba un paquete de figuritas y le venía la más difícil. El exitoso, más allá de sus méritos, que también puede tenerlo, confía en su estrella, en su duende, en su hada madrina, ya que por “otra razón inexplicable” cualquier cuerpo celeste o ser mágico acudirá a él.
Ahora bien, ¿qué ocurre con el tipo que tiene esperanzas, ese hombre que cree sinceramente en su futuro, que aunque no esté a la vuelta de la esquina ni a siete u ocho cuadras, (y a pesar de sus sobrados méritos), parece estar en medio del barrio de Parque Chas y sin una brújula ni un plano? (las brújulas, como en el Triángulo de las Bermudas, no funcionan en este lugar de Buenos Aires)
Bueno, este grupejo de individuos del cual admito formar parte, es lo que yo llamo, exitosos sin suerte.
Seres apasionados, de buena intención y nobles sentires, que no logran más que la desilusión permanente. Especies de altruistas sin posibilidades de ejercer su condición, vagabundean su existencia llenos de soledad buscando un mañana que nunca llega. Como para teñir esta descripción con un tono futbolero, diríamos que hacenbien la jugada pero al llegar al arco no concretan el gol.
Por ello, yo Vorazip, pienso que “es mejor pensar que el mundo es una porquería y sorprenderse de vez en cuando que vivir esperanzado y desilusionarse a cada rato”
Y ya que me siento identificado con estos haberes, como podrá notar, le pido al saber popular donde quiera que esté, que incluya dentro de sus categorizaciones a los exitosos sin suerte que algunos de nosotros somos, para que quede constancia de que existimos, que no se nos confunda, y se sepa que la seguimos luchando aunque los resultados sean más que paupérrimos.
Dejo a ustedes este texto como aval.

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico”

viernes, junio 17, 2005

Vorazip contra los mimos, los payasos y los hombres estatua, entre otros.(espero que el de la foto no me encuentre...)

A mí no me engañan con falsos romanticismos que solo aparecen en los libros del 30. Para mi la calle Florida es la calle que yo veo, y la calle que yo veo está llena de miseria, de todo eso que no queremos que nos pase.
Ya bastante uno tiene que soportar la indiferencia del estado (sí, lo puse con minúscula) ante los cientos de chicos que andan solitos y solos pidiendo limosnas por hambre y por costumbre, en iguales proporciones, como para que además a uno le pase los payasos, los mimos, los hombres estatua, y demás etcéteras de varieté... Hay muchos de ellos pululando por ahí con una sonrisa pintada. Y muchas veces he transitado la calle Florida cuando de repente, y para mi sorpresa, veo que la gente, ahora lo recuerdo, me mira y se ríe…
Exacto, usted es muy perceptivo señor, un mimo está haciendo de las suyas, y a costa suya, mía, y de quién sabe cuánta gente.
Si aquellos mimos que alguna vez me han burlado ante el prójimo supiesen el talento con el cual he sido bendecido por los dioses, (debo confesar que soy politeísta) más que imitarme en mi manera de caminar me imitarían en la magnitud de mi existir.
Esos grandes corruptores de la felicidad de los niños y los no tanto por unas monedas, me quitan la ilusión, y no sólo por su procaz manera de ganarse la vida, en este caso, al imitarme en la calle Florida, y en otras calles, debo admitir.
Yendo al grano, al quid de la cuestión donde sea que se encuentren los quids, a veces creo que si el mundo no estuviese lleno de este tipo de farsantes, sería un poquito mejor. Nos reiríamos con el otro y no del otro. Y aunque amo y odio a Platón en iguales términos, digamos que fue el primer “facho”, hubiese sido más coherente que en “La república” hubiese hablado de la necesidad imperiosa de desterrar a los mimos, a los payasos, y a los hombres estatua también, no sólo a los artistas. Siguiendo sus paradójicas ideas, podría decirse que yo ya fui desterrado hace miles de años, y algo me dice que en estas tierrafiestas del consumo sin par, Platón estaría medianamente satisfecho, y el cincuenta por ciento de su insatisfacción sucedería al darse cuenta que los filósofos en los que él confiaba, tampoco tienen lugar aquí.
¿Acaso usted vio algún filósofo que tenga algo que ver con el poder? Bueno, mejor no me conteste y volvamos al tema de la calle Florida. Podríamos agregar otras especies desagradables que transitan sus veredas haciendo de la vileza su “mínima” expresión, a saber:
Los imitadores de Silvio Rodríguez
Los imitadores de Alejandro Sanz (esto sí que me hace pensar que la vida no tiene sentido alguno)
Los pichones de fakir
Las parejas de tango (¡y eso que amo el tango!)
¿Cómo explicar lo que siento ante tamañas excre…, perdón, expresiones? Es como ver a Sergio Denis en el subterráneo, o escuchar a Pocho la Pantera en Mar del Plata cantando My Way, o como una pelea de superhéroes en la Cervecería Quilmes, con un Batman en pedo bailando con varias mujeres y minutos después con el calconcillo roto y la máscara llena de sangre, llevado a regañadientes junto con Superman a la comisaría ¿Que no me cree que todo esto pueda ser posible? Bueno, tengo un ejemplo más, transitar la calle Florida es como ver a los Power Ranger empujando un auto sin batería en Villa Gessell.
¿Que continúa sin creerme? Bueno, entonces esto ya es problema suyo, quedese con los mimos y los payasos y visite otro blog.

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico”

Humildísimos pareceres míos y nostálgicos para aquellos que están en el rock


Para tomar un jugo de tomate frío o tenerlo en las venas (un bloody mary no estaría mal, ¿no?), se necesitaba algo que parece no haber quedado en la genealogía de los “músicos” del rubro(es una subironía eh). Y tomar un brebaje de esta calaña era un rito, podía gustarte o no, pero sabías que había sinceridad, o por lo menos, cierta sinceridad detrás de esas canciones de cuatro tonos.
Para mí los pingüinos rockeros de las Malvinas tienen más “actitud” que los pibes de barrio de ahora que se cuelgan un instrumento para hacer sus canciones (y seguramente –que malo soy-enchufan el plug en el equipo y después en la guitarra). Yo siempre pregunto: ¿Y Spinetta de donde salió? ¿O Núñez es una ciudad acaso?
Entiendo que me estoy poniendo viejo, y que lo que fue una vez no tiene por qué ser hoy lo mismo, pero no pretendo lo mismo, no me malinterprete le pido a usted, lector de blogs, busco y ansío sinceridad, tan solo eso, y si me permite la soberbia, para estos asuntos yo soy un lince observando a su presa, señores, yo soy un suricata parándose en dos patas.
El rockero de ahora, no el pingüino al que me referí dos párrafos atrás, es, como adelanté en uno de los textos anteriores que probablemente usted no lea (tampoco), el que piensa en el resultado y no deja que la obra se vaya construyendo por sí misma, que la cosa fluya. Es como si yo pensase primero en el lector y después recién en mi, y sabe una cosa, eso se nota, y logran una obra sospechosa, eso de macdonalizar y futbolizar las canciones producen el efecto ya sabido, rico (si se tiene mucha hambre y poco dinero) pero que luego nos dispara irremediable o remediablemente a la farmacia más cercana en busca de antiespasmódicos. Sí, ante estas circunstancias algunos nos sentimos “vacíos”, y no sólo en el estómago.
Así que bueno, sólo esto por hoy, tal vez su dieta sea otra, no lo culpo, o sí, ya no lo sé, pero así como digo una cosa digo la otra eh, en la banda Catupecu Machu intuyo algo de eso que ansío, de eso que busco y tan pocas veces encuentro, hay algo en esa música y en esas letras, yo sé lo que les digo…le dije que era un lince para estas cosas, un suricata parándose en dos patas. ¡Aguante Catupecu viejita!

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico”

jueves, junio 09, 2005

Vorazip a favor de los que están en el margen, o están desfasados, o no funcan con la cotidianeidad, o no sintonizan.. bueno bueno, usted me entiende.

Hacía frío, o mejor dicho, mi estado gripal bajaba aún más la temperatura y ese invento que es la sensación térmica, que sirve sólo para sugestionarnos en el peor sentido o en el mejor según el patrón de personalidad de cada uno, empeoraba las cosas porque yo, que pertenecía y pertenezco al patrón menos optimista... eh….¿En dónde estaba? Ah, sí, que en ese momento en que yo tenía frío, mucho mucho frío, había llegado esta idea a mi mente que ahora (que hace calor) transcribo: Debía conseguir Espiritango, de Los Visitantes. Siempre había amado ese álbum, recordaba que lo había escuchado en la casa de un amigo cuando adolescíamos, hacía ya tanto tiempo, y desde entonces, nunca se me había ocurrido comprarlo.
No voy a negar que intenté conseguirlo en Internet, sabiendo que si me cruzase con Palo Pandolfo en un cyber me miraría con desagrado, o lo que es probable, lo haría con la ceguera sabia que tienen ciertos seres, esto es, y para ser claro, por lo menos una vez: le importaría un comino (¿usted se atreve a decir que sabe lo que es un comino?) si yo bajaba una canción suya o no de la web. Como sea, y ya exhausto por dichos sentires que no hacían más que mamarrachear mi deseo no satisfecho, volví a caminar esas calles y ese frío que hasta a los linyeras había ocultado tras los cartones y las frazadas en las entradas de los edificios y los bancos, en busca de la disquería más próxima.
No se pierda lector de blogs, no se pierda que ahora viene lo mejor…
Como le decía, me pasó lo que ya me había pasado otras veces cuando buscaba cosas importantes para mí (libros, discos, pornografía, libros, discos, pornografía). Estaba agotado y descatalogado…La verdad es que uno nunca termina de acostumbrarse al desfasaje.
Dicen que el arte verdadero trasciende, que nadie lo olvida. Pero esto es una mentira señores, es un lugar común, como que Pablo Echarri es un lindo pibe o que la policía de Capital Federal es buena para hacer investigaciones.
¡Espiritango es una obra magnífica y no estaba por ningún lado! Créanme. Lo gracioso es que los vendedores me miraban con desaprobación, como si yo pretendiese jugar al Backgammon en un bar como La Academia, por citar “otro”mal ejemplo.
Y mientras estornudaba mi paso cansino en Corrientes, Santa Fe y Callao Avenidas, volvían escenas de mi mismo en otro tiempo y en otros espacios cantando Patada Sucia, y llegaban a mi recuerdo, como desde un tobogán gigante, las caras de otros vendedores de Parque Rivadavia cuando yo había pedido El idioma de los Gatos, un libro maravilloso de Spencer Holst. Los sujetos, impostando esa tonta manera de esquivar la falencia cuando le piden algo que no tienen, me respondían: ¿pero qué me pedís flaco?
Y todo esto me disparaba hacia ese sitio que me parecía más interesante que el habitual que salía en las revistas o en la televisión, ese pedacito de realidad donde uno debía bucear aunque no contase con una máscara de oxígeno.
Ese mundo al cual algunos queríamos llegar (algunos) de diferentes modos, a través del arte, el peyote, o mediante un asado compartido con amigos, tan invisible pero tan cerca, tan distante y por eso tan a la mano, sólo era cuestión de resfriarse menos veces y caminar fortalecido sin atontarse con lo que nos “obligaban” a ver en los anuncios.
¿Que no me entiende?, bueno, no sé si tengo ganas de seguir escribiendo, espero me disculpe, digamos que los que están al margen saben a lo que me refiero.
Sí, ya sé que no soy muy diplomático.
Vorazip
“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico”

domingo, junio 05, 2005

Che Borges, que no es para tanto lo tuyo...

Sos el guitarrista de AC/DC, el Angus Young de la literatura, aunque pensándolo bien, creo que no, ni siquiera, vos sos el hermano que hacía las bases rítimicas… es decir, una misma estructura armónica repetida en una veintena de discos.
Che Borges, todos tus personajes tienen inquietudes metafísicas, vamos, ¿a ninguno de ellos le ocurría que no podía pagar la luz o tenía una mala noche en la cama, o tenía un laburo de mierda?. Para eso estaban escritores como Bukowski, claro. La vida no es tan apasionante, tan misteriosa y por supuesto, no hay demasiado heroísmo en ella, y vos tenías que matar a un personaje para hacer metáfora de esto. Che Borges, que vos también le pifiabas, aunque reconozco que era un pifie pegadizo, y siempre resultó difícil no caer en la tentación de imitar tu estilo, con resultados acaso interesantes pero fútiles en su esencia. ¿Pero, sabés qué? A medida que crezco, me da la impresión que me resulta más atractivo leer un manual de anatomía del 1900 que leer tu maravillosa filosofía estetizada.
Che Borges, que tu falsísima modestia tenía razón de ser, el canon literario impone el valor a una obra, y tu suprema inteligencia los ha subyugado, pero no olvido el decir de tus personajes, análogo a ellos mismos y hasta a la voz omnisciente. No olvido tus historias, alevosas re-escrituras que llegan casi al afano descarado (de las ideas). Cuando te leo más amo a Roberto Arlt, con esos vicios que la cátedra critica, cuando te leo más amo a Manuel Puig, con su maravillosa comprensión de ese mundo tan lejos al tuyo, cuando te leo me sigue conmoviendo ese talento del cual carezco y al cual subestimo con estas palabras, “acaso” por envidia, seguramente porque nunca seré grande como vos.
Vorazip
"Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico"

sábado, mayo 21, 2005

Sobre los juegos de artificio de Gato Volswaggen

Se me ha acusado de resentido por decir mi opinión, incluso a pesar mío. Y digo opinión, porque crítica ya es una palabra que merece cierta preparación de parte de quien la ejerce, cosa que ocurre muy pocas veces, al menos eso es lo que yo percibo, y esto es también una opinión. Y aunque tampoco tenga la formación necesaria para avalar aquella frase de Nietzche: "no hay verdades, solo opiniones", creo sinceramente que la certeza de mis presunciones acerca de los otros y sus hechos, es uno de los pocos haberes que tengo, así que les daré mi comentario acerca de Gato Wolvwagen y parte de su obra, la que lamentablemente eclipsó la otra mitad, o el 75 % que falta. Y mientras escribo, recuerdo esta especie de condescendencia crítica a mi alrededor, eso de rescatar lo bueno y hacer la vista gorda respecto a ciertas obras artísticas que me parecen más modestas aún que mi propia opinión, lo cual es mucho decir. Creo que una de las finalidades del periodismo, al menos es de lo que se jacta, es la de informar... Uno debería leer una nota y aprender algo, o por lo menos, terminar el texto y tener más elementos para formar una humilde opinión. Pero cuando se hace una nota sobre la obra de un artista, debería informarse mínimamente sobre ciertas teorías del arte, sobre ciertas búsquedas comunes en los artistas (de antes..), historizar un poco, qué se yo. Porque sino, opinaremos sobre algo de lo cual no tenemos demasiados elementos, como ocurre la mayoría de las veces, la diferencia es que nosotros no cobramos por nuestros pensamientos (y no me vengan con la objetividad del periodismo porque ese es un cuento chino, o argentino, en ciertos lugares de Europa. ¿Me explico? No estoy por ello responsabilizando al periodismo de cierta ignorancia general que los incluye respecto a este tipo de cuestiones, pero si intento mostrar que esto no es más que un puterío en el cual la madama faltó y las putas se pelean entre ellas.
Y a uno que tiene ciertas pretensiones artísticas, ya no le venden gato por liebre, aunque la verdad es que amo a los gatos más que a las liebres, y generalmente no los he comprado.
Para mí que el mundo se está llenando de artesanos, y me parece bien, tipos que tienen grandes manejos de la cámara en cine, escritores de la cuarta ola con historias muy bien contadas, pero, en lo que a “cultura” (las comillas son deliberadas) se refiere, no aportan más que entretenimiento. Y entretenerse todo el tiempo también es aburrido. No me diga que usted viviría de vacaciones todo el tiempo porque no le creo. Yo soy de los que piensan que el arte debería (ay, estos deberías malditos) ser algo más, entretenimiento (sí) más todo eso que no se explica pero que nos llega, de uno u otro modo, a lo más profundo de nuestro ser, buscando un quiebre, una emoción real, esas que no se olvidan apenas terminó la película, el libro, la expo.
Hete aquí que un ancianito astutuo llena de cucarachas una imagen de la virgen, y el narcotizado público conservador y progre se debate cuestiones retro sin darse cuenta que el susodicho los engañó a todos y consiguió lo que quiso.
La travesura inteligente por sobre la sinceridad artística.
Pero ¡qué pena que después de tantos años en el arte lo que se recuerde de su obra no sea más que un mero juego de artificio!.
¿Tan poco cuesta la dignidad de Gato Wolkswaggen? ¿Era necesaria semejante "licencia"?
¿No saben aquellos que se pelean entre sí, desde sendos medios gráficos y con sus pretensiosos discursos neoéticos, que si se ve el truco no sirve? (al menos para lograr una obra sincera) Tal vez por ello el rock de las masas apele a estribillos y coros futbolizados, para que "sirva" al bolsillo como única premisa al músico que mientras tanto, deja la búsqueda profunda, la siente como un compromiso consigo mismo que no están dispuesto a asumir, no tiene tiempo y no le da de comer... escudándose en que esas "cancioncitas" son fiel reflejo del pensamiento de la gente, y llenándose de dudosas loas a costa de la ignorancia general. Porque el artista real, me parece, es demasiado hermético para la mayoría macdonalizada, y muy pocas veces logra el beneplácito que también ansía, no le da lo que la gente quiere. Entonces, hete aquí (me gustaron estas palabritas), que los supuestos críticos que no consumen y escuchan con sospecha esta "música joven", caen en la mala broma de un viejito que gasta sus últimos cartuchos.
Bajar línea sin ser obvio, esa es la postura a la cual adhiero, por supuesto, una campaña muy difícil de llevar a cabo, por lo menos para gente sin talento como yo, porque ser obvio es caer en el lugar común, y aunque uno no sepa realmente qué es el arte, uno está seguro de lo que no lo es, y la obviedad no es precisamente metafórica, que es el inevitable objetivo del poeta, el que lo constituye, aquella búsqueda de lo inasible que apenas se vislumbra... bueno, nadie dijo que iba a ser claro y fácil.
Ya el mundo está lleno de mentiras para que ahora se sigan sumando mentiras como esta.
¿Habrá que pintar al Che Guevara en un shopping para formar debate?
Vorazip
“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico"

miércoles, mayo 04, 2005

De aquellas personas que dicen refranes y frases hechas todo el tiempo

Algunas personas no articulan frases propias. Son meros repetidores del pensamiento común. Ovejas del rebaño. Cuando uno habla con ellas parece que está escuchando a los periodistas de los noticieros o leyendo la revista Gente. ¡Puaj! (disculpeseme la onomatopeya por favor) Yo sé que no soy un ejemplo de originalidad, y que incluso han comparado mi actitud de queja con la de aquel gran escritor casi olvidado llamado César Bruto, o con Ignatius Really, el protagonista de La Conjura de los Necios, creación del escritor norteamericano J.K. Toole.
Señores: ¡Ojalá tuviera un mínimo del talento de aquellos alteregos!! A mi me tocó ser el alterego de Di Pace… Como para que vaya entrando en clima, lo pongo en situación:
Usted visita una milonga, esas que están llenas de turistas y gente que intenta aprender a bailar el tango y habla bien de él y su historia y sus devenires porque es muy cool ¿vio?. Y probablemente porque el tango está de onda y es muy cool usted, que está cansado de las raves (si usted es muy joven) o de estar deprimido en su casa (si usted no es muy joven), precisamente por ello, ustede se encuentre allí. Usted sabe que sus intenciones pasan de soslayo respecto al aprendizaje de esa danza que acostumbraban nuestros padres y abuelos, usted está ahí para conseguir una mujer, y pretenderá tener sexo con ella y tal vez, hasta tenga la suerte de que ella conozca el disco Espiritango de Los visitantes.
Pero bueno, no nos vayamos por las ramas y vamos al hecho concreto al cual me refiero en el título.
Estábamos en que usted está en medio del grupo de aprendizaje y mira entonces a sus compañeras, las recorre con ojo quirúrjico y ve a una que le interesa, le gustaría bailar con ella, y está esperando ansioso que los profesores terminen de explicar el paso y promuevan el inicio de la práctica.
Finalmente, llega el momento, usted la encara y ella acepta, le gusta, tiene esa belleza sutil que la hace diferente, sabe que sus formas no pueden negar cierta destreza en la cama, sabe que puede ser suya y para ello usted deberá poner su carisma en juego. Pero ocurre un pequeño hecho que da por tierra a sus anhelos, usted practica el paso y no le sale, y entonces la fémina le dice: yo te sigo, y usted se exaspera de esa pasividad que los profesores proclaman útil en la mujer. “El hombre es el que marca, el que lleva” han dicho ellos hace unos minutos. Es en esta parte del relato, cuando usted comienza a desconfiar de mis habilidades para nombrar un texto, cuando ella, luego de un par de vacilaciones de su parte y algún que otro pisotón, le dice algo como: Y bue.., no hay mal que por bien no venga, y lo deja solo en medio del gentío y se pone a bailar con un tipo mayor que lo mira, como bonus trak, sobradoramente (y para peor que entendió a la perfección el paso que explicaron los profesores).
Usted sabe que ese tipo “sabe” bailar el tango, y que es un infiltrado cazador de carne fresca como usted. Pero usted no es vigilante, aún maneja ciertos códigos de caballeros (quiero creer), y además piensa lo que pensamos todos los que alguna vez hemos sido abandonados: de mujeres está lleno el mundo y la milonga. Y mientras va mirando el panorama e insiste en su disconformidad respecto a mis permanentes digresiones, se encuentra con un amigo que no veía hace tiempo y por supuesto hablan de mujeres, conquistas y abandonos. En un momento él le dice: -Vorazip, disculpame pero de carne somos, y el susodicho le deja su copa de vino de dos pesos y encara para la pista de baile al encuentro de una bella que acababa de cabecear.
Usted presiente que esta no es su noche, y que este quizás no es mi mejor relato, y se dispone a abandonar el lugar.
Y al salir, dejando tras de sí a toda esa muchedumbre hambrienta, el de la puerta le dice: Que chucho manucho y usted tiene ganas de reírse pero no se ríe de esta gente que habla por boca de ganso.
Tal vez usted no se sienta identificado con esta situación y me reproche por qué se lo digo recién ahora, quizás a usted una milonga le es extraña y ame en realidad los reductos de jazz o de blues, los pocos que aún quedan en Buenos Aires.
Si es así, acaso compruebe, en este imaginar que usted elige durante esta zona del texto, que está sentado en la barra y toma unos tragos y se abandona a toda esa medialuz y el humo del cigarrillo que la tiñe, se le humedece la boca escuchando prestigiosas remakes, versiones, etc. de Coltrane o de Billy Taylor (con muchísima suerte y si los dioses están benévolos), y es en este momento, cuando usted ya se sentía dueño de su vida, que alguien se acerca y le dice: tocan bien, pero no nacieron en Estados Unidos
Entonces se da cuenta que el centro de este relato no es el tango ni usted ni las mujeres que se van con otros.
Y comprenderá que estas frases de las que hablo también las escuchará en un recital de rock (o de eso que una vez fue rock), en un shopping (como para cambiar de ambiente), en el mismísimo Café Tortoni, lleno de seres propicios para cualquier novelista, en un supermercado con dueños chinos que jamás saludan a nadie, en la avant premiere de la última película de Lucrecia Martel donde la gente se toca el codo y se pregunta hacia dónde va la película, en el anteúltimo vagón del subterráneo que va de Retiro a Constitución a las 18:05 hs, y varios y demás etcéteras.
Me preguntará cómo será posible que en tan diferentes ámbitos pueda existir esta malévola costumbre del pensamiento, aplicable a todo tipo de circunstancias, como los productos que venden los vendedores ambulantes, para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.
Aunque la razón se me escapa, no digo la mía, que que ya se fue hace rato y no sé dónde, por favor entiéndame bien, me refiero a la cuestión de por qué la gente apela a estas frases hechas, puedo aseverar que algo misteriorso ocurre, aunque no sabría cuál sería el modo de combatir esta invasión de clichés.
Yo creo que si esta codificación y síntesis de las ideas continúa, corremos el riesgo de aburrirnos, de tener que poner el canal de deportes en el cable o de entretenernos con historias de espíritus u ovnis (en el cable también, aunque abundan reuniones de abducidos por extraterrestres, puede ver sus avisos en sendos medios). Y entonces, las frases armadas se multiplicarán y así, seremos como conejos que no dejan de reproducirse en un mundo de conejos. Y además, veremos platos voladores y espíritus y hadas y duendes. Y la gente dará parte a la policía de todo estoy y dicha institución no hará nada (porque si apenas hace algo más que llenar una planilla ante la denuncia de un delito menos se puede esperar que actúe ante una invasión de seres de otro planeta). Todo esto parece delirante, pero dígame ¿a usted le gustaría que cuando pretende que esa mujer que viene persiguiendo hace rato le diga, ante su confesión amorosa: tarde piaste querido, o que su hijo, cuando usted le hable sobre diferentes cuestiones vitales como levantar la tabla para mear o no abrir los cajones del escritorio de papá, le diga: me nefrega, se quedará chito la boca?
Cómo ve, todas estas frases son muy peligrosas para el vivir cotidiano, lo vuelven gris y con menos sentido que un piquetero enojado que tiene como hobbie pegarle a los taxistas, o como un ganador de la lotería en una galería de arte, si me permite la metáfora, me permite..
Le soy sincero, a veces siento que estoy quedándome débil de argumentos, lo que no quiere decir que no tenga razón.

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas en este texto debido a su carácter especialmente ciclotímico.

domingo, mayo 01, 2005

Exoterismo y Superstición

El exoterismo es el saber contrario al que está reservado a unos pocos, ese que los filósofos de la antigüedad guardaban con celo.
Contrariamente a lo que uno cree, una especie de exoterismo es el que funciona en estos tiempos, lo que se mantiene oculto tal vez sean ciertos mecanismos que aún así, están a la vista de todos, sólo es cuestión de estar atento.
Y a pesar de este exceso de información, la ignorancia es su gran aliada. Paradojas de la vida cotidiana, diría uno. Lo que está a la vista se vuelve invisible. No soy el primero en aseverarlo. Así, creer en lo que se ve está a la par del relato de un amigo que una vez me contó que vio a un duende en una peluquería de Ramos Mejía.
Perdón, ¿de qué se ríe? Le digo que no hay diferencias de fondo, permítame continuar.
Si usted cree por ejemplo que un político va a trabajar por su bienestar (alguno habrá, pero no lo dejan llegar muy lejos), usted está apto para ver duendes en peluquerías de Ramos Mejía, o en el resto de las peluquerías del conurbano bonaerense.
Si usted, por el contrario, se cree muy vivo porque no cree en los políticos, también está apto para ver duendes en peluquerías y le digo más, en shoppings, estaciones de servicio y locales de fast food también.
Bueno, bueno... No se enoje que aún no termino.
La ignorancia de la que hablo más arriba es la que nace gracias a la despolitización y la desculturización de la gente. Se ha logrado que los cerebros de la masa estén sólo aptos para asimilar información básica y nimia como la que brinda un programa de televisión de canal once o la lectura de un libro de Jorge Bucay.
Todo esto es más peligroso de lo que usted cree, se lo aseguro. No hay dispositivo de seguridad contra ello más que una actitud de sospecha permanente ante este mundo de fantasía. Nada es más efectivo para evitar la inmovilización que el pensamiento y la duda. No es casual que en las dictaduras del setenta hayan ido a buscar a los filósofos, escritores, psicólogos, sociólogos, historiadores, y a todo aquel que trabaja con el pensamiento.
Dadas estas circunstancias, es probable que usted esté agobiado, y sin ganas de grandes compromisos sociales., en el trabajo lo explotan, si usted es su propio jefe nunca le alcanza el dinero, y si usted está desocupado la desesperanza es atroz.
Digamos que el exterminio de neuronas, ese nuevo holocausto cultural, esta nueva dictadura capitalista, está haciendo estragos, y los pocos que pueden “ver”, son tentados por el mundo ficticio y caen como mosquitos la mayoría de las veces.
Algunos disfrutan de ciertas piezas de este rompecabezas, de hecho, yo mismo disfruto de ciertas piezas de él, pero intento ser lo suficientemente crítico como para que no me vendan gato por liebre. Es una pelea constante, que las ovejitas tildan de adolescencia tardía o esnobismo, cómodas e infelices en su mediocridad, porque ni el mayor amante del dinero es feliz en su fetichismo. Y ya que mencionamos la palabra "dinero", permítame decirle que en mi opinión este se encuentra en la parte superior de la pirámide, y aunque siempre lo estuvo, basta investigar sino el “backstage” de las grandes revoluciones históricas…, uno no deja de preguntarse por qué esta pasión exacerbada del hombre a costa de los otros por lograr darle significado a la frase “sin escrúpulos”.
Nadie niega que es importante ganar dinero, sentirse apto para comprarle una buena enciclopedia a nuestros hijos, compartir un buen vino con los amigos de la vida, o lo que sea, pero siempre y cuando este hecho no nos anule aquello íntimo que "no nos cararcteriza como consumidores y sí como seres humanos"
Lease los afectos, por ejemplo.
Por lo tanto, si usted es de los que ve duendes en peluquerías debería meterse en esta realidad que no deja resquicio para ver la ficción (no está metido porque tenga el último modelo de teléfono celular, créame), es decir, decodificar los códigos de la realidad para comprender el truco ¿Me explico? ¿Ah no? ¿Qué tiene que ver la ficción con el truco? Bueno, a mi humilde entender, una ficción se construye de modo que los cimientos no se vean, por analogía, los trucos tampoco se ven, porque no tendría gracia la fachada, es decir, la actuación del mago, que está actuando, como actúan los políticos, en base al libreto que no permite improvisación alguna, ya que hay dinero en juego, y no hay margen para el error (perdón a los magos por usarlos en esta tibia metáfora).
Estamos hablando de una magia distinta a la que ocurre por ejemplo cuando una mujer lo abraza desde atrás y le canta un mantra al oído, una magia muy diferente a la sonrisa de ese hijo que no es suyo en el subterráneo.
Bueno, no sé si tanto análisis me lleva a rozar la superstición, aquella que es contraria a la razón y extraña a la fe religiosa. Será por eso que ahora me viene a la memoria lo que me contó una niña de hermosos pechos que quiero mucho: la que versa sobre un tipo que culpabilizó al Ekeko de su malestar laboral y, presa de un ataque de ira, rumbo a Pacheco, lo tiró por la ventanilla del auto y le gritó: ahora no me vas a fumar más los puchos.
¡Ja! admita que no se esperaba un final así ¡eh!

Vorazip
“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico"

sábado, abril 30, 2005

Relojeros y mecánicos

Estoy con un amigo ante la boletería del Luna Park, se venden entradas para diferentes espectáculos, el eclecticismo y la variedad es tal que nosotros los de la cola parecemos una ensalada de frutas, pero a mí me gusta la ensalada de frutas así que me siento cómodo, aunque no niego que les preguntaría a los otros fans-ingredientes, por cuánto dinero creen que sus ídolos han vendido su alma el diablo, o a qué entidad maléfica, ya que el diablo no es el único entre los seres oscuros, es uno más de la vasta jerarquía demoníaca.
Disculpe la digresión. Prosigo. El amigo con el cual comparto la fila se ríe porque yo miro a la gente y me pregunto qué espectáculos querrán ver y qué fruta serán, para mi que mi amigo es una pera, porque su mentón semeja una pera, disculpe, disculpe, continúo, le decía que me pregunto qué espectáculos verán los de la fila, en ese intento de juicio inevitable que me persigue desde que nací. Pero acaso ¿usted no juzga?, vamos, no se haga el distraído, todos juzgamos, es una manera de guiarnos en el mundo, luego, vamos conociendo al otro y dejamos de lado la primera impresión, o confirmamos lo que preveíamos, o nuestro juicio inicial es tal que no nos permite conocer a nadie, cosa que por otra parte (o por acá mismo, le aseguro) le ocurre a la mayor parte de los argentinos. ¿Que no me entiende?
Lo pongo en situación: Suena el timbre y usted acude a la puerta y pregunta quién es. Una voz desconocida le habla mientras usted espía por la mirilla de la puerta. Usted ve a alguien deformado, porque las mirillas deforman a los visitantes, si su cara es morena, tiene barba y sus cejas son tupidas probablemente sea “un ladrón o un terrorista islámico”, piensa usted, y sus pensamientos confirmarán así cierta estupidez, ya que ha caído en los mecanismos sociales que promueven el racismo y demás “ismos”.
Si usted ve en la mirilla a alguien pulcro y con una sonrisa preparada, probablemente crea que es un Testigo de Jehová, circunstancia por la cual si me permite la opinión es mejor que no le abra la puerta. Ya que esta gente no entiende que muchos somos estúpidos pero no tenemos ganas de responsabilizar a Dios por ello.
También está la posibilidad de que el lente de la mirilla deforme el rostro del visitante más de lo corriente de manera tal que la identidad física sea contraria a la que usted ve. Y entonces, cuando abra la puerta, usted deba preguntarle a la persona si ella era la misma que había tocado el timbre. Le sugiero entonces que limpie la mirilla de la puerta, y no me diga que lo ha hecho porque nadie limpia las mirillas de las puertas, ni siquiera hay coleccionistas de mirillas de puertas, lo que ya es mucho decir.
Bueno, sigo, usted finalmente abre la puerta.
La persona era su hermana, sí, sí, su hermana, que se peleó con el marido y está con sus tres hijos (que no se veían por la mirilla porque sus estaturas no superan el metro cuarenta) y que viene a pedirle alojo a usted, y usted sabe que cada pelea con el imbécil del marido significa una semana en su casa.
Pero bueno, lo que le quiero decir es que todos juzgamos, y tampoco le echemos la culpa a la mirilla, ¿no es cierto?
Así que si usted todavía no se perdió en medio de todas estas palabras, lo admiro ya que a mí me pasa todo el tiempo esto de no saber dónde estoy parado, o qué estoy escribiendo, y le pido que siga leyendo y recuerde que estábamos mi amigo y yo en la fila frente a la boletería del Luna Park, y es entonces cuando miro los rostros de muchos adolescentes, algunos con esa alegría que una vez me caracterizó, no se lo voy a negar, y al llegar al momento de la compra del ticket, justo cuando la ansiedad culmina, es en ese momento que nos dicen que las entradas que queríamos, super pullman para ser más precisos, están agotadas.
Y mi amigo me dice: Esto es muy común Vorazip, no te sorprendas, y me cuenta luego que estas ubicaciones son vendidas solamente a través de tarjetas de crédito por venta telefónica. Y yo me pregunto por qué la magnitud de mi ingenuidad no se adecua con mi edad, por qué me obligan a ser parte de un mundo al cual no tengo acceso y probablemente si tuviese la posibilidad lo pensaría dos veces (bueno, tal vez una vez y media)
¿Si yo no tengo tarjeta de crédito o formo parte de determinado círculo no podré tener una buena ubicación?
¿Qué clase de mundo es este? ¿No era un sitio en el cual las oportunidades eran iguales para todos? Como ve, le pongo un ejemplo sencillo y “light” (disculpe, además cometo anglicismos) como para no hablar de situaciones más duras pero igual de injustas, estoy hablando de injusticias varias en hospitales públicos o cárceles, por ejemplo.
Entonces, con los pases al llamado “gallinero”, ya que esas ubicaciones fueron las que decidimos comprar (por estas decisiones extremas somos amigos) yo le pregunto cuán difícil es conocer ciertos mecanismos de la sociedad, cuán complicado es pelear contra aquellas reglas neo-capitalistas que tienen en su discurso la igualdad de oportunidades y la competencia, pero que en la realidad proclaman secretamente mentiras más grandes que una casa, una casa de tres ambientes y un garage para un auto mediano.
Al irnos, un poquito tristes aunque tengamos el privilegio de tener a nuestro ídolo musical a cien metros de nosotros, le digo a mi amigo que deberíamos ser todos relojeros o mecánicos, o por lo menos tener un poco más de su naturaleza, aquellos seres extraños que investigan y comprenden los engranajes, los que se meten dentro de las cosas para saber cómo funcionan.
¿No?

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas en este texto debido a su carácter especialmente ciclotímico”

viernes, marzo 25, 2005

Si no le molesta, me presento...

Soy Vorazip, ¡ah! ¿qué no le suena mi nombre? Bueno, debo decirle que a usted sí le suenan muchos nombres que merecen no el ajusticiamiento en la plaza pública, pero sí la indiferencia, que es mucho peor.
No es mi caso, yo soy un romántico, ¿sabe?, de los que sostienen que las cosas podrían mejorar, de aquellos que no se conforman, de los que creen en la justicia, esa de la cual la vida no puede jactarse.
Por ello es que desconfío de mucho de lo que me rodea. Política, medios, algunos tipos de féminas…Sé que el prejuicio no es una postura adecuada, pero le aseguro que cuando este se rinde ante la evidencia, soy el primero en ponerse loco de contento.
Me gustaría amar al fútbol otra vez, pero mientras sigan jugando esos actorcitos (hay demasiados), que se tiran dentro del área para conseguir un penal, revelando así una falta de ética deportiva atroz, dudo que la emoción vuelva. Sería auspicioso que la TV (la caja imbécil, boba ya es poco) fuese algo más que programas con papelitos y aplausos, preguntas y respuestas con niveles de exigencia modestísimos, o aquellos de pseudo-periodismo de espectáculos artífices de la debacle de la inteligencia… Imagine que Discépolo no tuviese razón en tantos asuntos, que su arte fuese caduco como lo es el arte religioso del medioevo, que el talento de Astor Piazzolla reencarne en algún músico de hoy, o que el arte del flaco Spinetta sea ejemplo de la búsqueda musical, en estos tiempos donde los “músicos artesanos” futbolizan sus canciones para ganar público, llevando a cuestas, por si fuera poco, una demagogia insoportable…
Sería lindo ¿no?
No voy a escribir (sí lo preveo más adelante) acerca de los estragos que ha hecho el psicoanálisis en la gente de la capital federal, haciendo del individualismo algo más que una tendencia de la época.
Me referiré en otro momento a lo interesante que sería que haya más libros y no libructos (libro + producto) de política amarilla, autoayuda destructiva, o literatura llana, tan llana que roza la inmundicia.
Cómo verá, hay muchos “me gustaría” que no ocurren, así que le advierto que si usted gasta su tiempo en la lectura de mi blog, no espere condescendencia ni buena cara, después de todo, ¿sabe una cosa?
Usted y yo nunca vamos a ponernos de acuerdo.

Vorazip

“Quien suscribe no se hace cargo de las opiniones vertidas debido a su carácter especialmente ciclotímico"


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